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Jiang anuncia entre Iágrimas en el funeral de Deng que él seguirá la reforma de China

"Te echaremos de menos, camarada Deng Xiaoping" dijo sollozante Jiang Zemin. El presidente de la República y secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) rendía así tributo final al pequeño político que impulsó a China hacia la modernización en el funeral de Estado que ayer tuvo lugar en el Gran Palacio del Pueblo, con la presencia de unos 10.000 dirigentes y cuadros del partido y del Ejército. Jiang, de 70 años, el hombre que debe guiar al país más poblado del planeta hacia el próximo milenio, se comprometió a proseguir la obra de Deng y reiteró la necesidad de unirse en torno al PCCh.

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La ceremonia fue transmitida por televisión y paralizó la nación durante algo más de una hora. Las sirenas de las fábricas, de los trenes y de los barcos sonaron en muchos lugares durante tres minutos en señal de duelo. También vivió el luto Hong Kong, el enclave británico que regresará a soberanía china el próximo 1 de julio.El funeral de Estado, al que no fue invitada ninguna delegación de otros países ni se autorizó la cobertura a la prensa extranjera, discurrió bajo las mismas líneas maestras con las que se desarrolló el día anterior la cremación en el cementerio de Babaoshan. Las ce nizas de Deng habían sido coloca, das en una pequeña caja de madera, cubierta con una manteleta con la bandera comunista sobre el estrado del vetusto e inmenso Gran Salón del Pueblo, donde tienen lugar los principales acontecimientos del partido y del Parlamento chinos. La urna aparecía casi semihundida entre un lecho de flores y coronas, y sobre el fondo destacaba un gigantesco retrato de Deng, sonriente, la misma fotografía que ha sido oficialmente reproducida para carteles a la venta al poco de su muerte. Tres soldados a cada lado hacían de es colta del desaparecido patriarca.

A las diez en punto (tres de la mañana en la España peninsular), comenzaba el acto fúnebre que el Gobierno chino tantas veces había ensayado. Vestidos de oscuro, brazalete negro y flor blanca de luto, los siete hombres fuertes del país, los componentes del comité permanente del buró político -Jiang Zemin, Li Peng, Qiao Shi, LÍ Ruihlan, Zhu Rongji, Liu Huaqing y Hu Jintao- aparecían rígidos en primera, fila, separados a escasos metros de la viuda, hijos y nietos del pequeño emperador.

55 minutos de loa

Fue Jiang Zemin, en su condición de líder del partido y presidente de la nación, a quien correspondió la oratoria fúnebre, 55 minutos de loa a la obra del arquitecto de la apertura y reforma económica, de repaso a su larga trayectoria política, incluidas las tres veces que fue víctima de las depuraciones. Al gobernante se le quebró la voz al poco de iniciar la intervención. Rompió en un sollozo de desconsuelo y se vio obligado a enjugarse las lágrimas con el pañuelo. A escasísimos metros, Li Peng, el primer ministro, hacía pucheros.La emoción hacía también presa de algunos de los jefes militares y de los familiares de Deng. Las cámaras enfocaron por un instante a Hua Guofeng, el dirigente que e autoproclamó heredero de Mao Zedong a la muerte del Gran Timonel hace ahora más de 20 años, quien sería más tarde defenestrado por el propio Deng Maoping. Hua formaba parte de los 450 notables que integraban el comité organizador del funeral de Deng. La vieja guardia, a excepción del ex presidente general Yang Shangkun, contradecía con sus uniformes mao, la mirada perdida y el paso fragil, a la modernización del país. Uno de ellos, en silla de ruedas, s ufrió un desmayo y tuvo que ser rápidamente sacado de la sala.

La plaza de Tiananmen, donde se encuentra el Gran Palacio del Pueblo,- había sido acordonada desde primeras horas del día. Sin embargo, miles de curiosos se congregaron de espaldas al retrato de Mao a la entrada de la CiudadProhibida. Algunos fueron detenidos después de que tras la clausura del funeral intentasen llegar hasta el monumento que recuerda a los mártires de la patria, en el centro de la inmensa explanada. Deng desaparececon la lección de Tiananmen muy bien aprendida por parte de sus discípulos, que se han esforzado para impedir cualquier brote de protesta social.

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