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Tribuna
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La familia

Juan José Millás

Ese tribunal que rebajó la pena de un violador por considerar que el delito dentro del matrimonio merece "menor reproche" nos ha devuelto, de golpe a la familia concebida como un conjunto de tensiones: un territorio criminal sobre el que hay que hacer la vista gorda para no cargárnosla, pues quizá continúa siendo, con el municipio y el sindicato, uno de los pilares de la sociedad. Cuando Franco murió, fuimos a ver enseguida El desencanto, la película de Chávarri donde una familia de derechas de toda la vida mostraba al público por dinero (poco) las violencias físicas y morales que habían cohesionado al grupo hasta la muerte del padre.Todos sabíamos que dentro de la familia promovida por el Movimiento Nacional se asfixiaba a los abuelos republicanos, se psiquiatrizaba a los hijos inteligentes y se esclavizaba a la chica de servir. Era tal la cantidad de espanto que cabía en el interior de un hogar que cada clan levantaba en torno así un muro para no ser visto desde el exterior. Los ladrillos con los que se construía ese muro estaban hechos de apariencia. Hay que guardar las apariencias: que los vecinos no se enteren de que tu padre ha violado a tu hermana; de que pega a tu madre. Que nos nos vean administrar el, matarratas a la abuela. La justicia ayudaba a tapar estos excesos para que no salieran a la luz las virtudes ,cardinales sobre las que se levantaba aquel régimen católico.

La afirmación jurídica según la cual resulta preferible que te maltrate tu esposo a un desconocido constituye una verdadera apología de esa forma de terror doméstico. Hay que guardar las apariencias, así que si te viola tu marido te jodes y te callas. ¿O es que pretendes cargarte la institución justo ahora que habíamos logrado domesticar de nuevo al sindicato y al municipio? Un poco de orden.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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