Desinformación

EL GOBIERNO ha suspendido la aparición del Boletín Estadístico del Registro Central de Personal, una publicación oficial del Ministerio de Administraciones Públicas que reflejaba las variaciones del personal al servicio de la Administración. La suspensión puede y debe relacionarse con la comprobación, evidente en las páginas del boletín suspendido, del fracaso de la supuesta reforma administrativa impulsada por el Gobierno de José María Aznar, no tanto por la falta de diligencia en adoptar medidas de ahorro, sino porque los objetivos del cambio eran confusos y demagógicamente excesivos. Nada queda hoy de aquella fantasmagórica supresión de 5.000 altos cargos y el ahorro de 70.000 millones a que se comprometió Rodrigo Rato en 1992.La decisión de suspender la publicación revela, mejor que campanudos análisis políticos, el talante real de quienes deben velar, desde el Gobierno, por la transparencia en la gestión de los asuntos públicos. Álvarez Cascos, como vicepresidente, y Mariano Rajoy, como ministro de las Administraciones Públicas, no se muestran muy diligentes en diseñar un cambio en la función pública que mejore la percepción, que tienen los ciudadanos de la Administración; pero son implacables y eficacísimos supresores de información, cuando ésta contraviene sus posiciones preconcebidas, y expertos en blindar los datos públicos bajo el secreto. Muerto el perro, se acabó la rabia.