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El Ecofin aparenta confianza en la recuperación de la economía germana

Xavier Vidal-Folch

El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) de la Unión Europea intentó ayer enviar un mensaje de confianza a los mercados sobre la recuperación de la economía alemana y el proceso de unión monetaria. Pero esta vez los ministros ahorraron cautamente sus expresiones de optimismo. Algunos, como el británico Kenneth Clarke o el portugués Antonio Sousa Franco, hurgaron en las llagas de Alemania."No hay razones para pensar que Alemania no vaya a cumplir [este año] los criterios de convergencia", resumió el presidente holandés, Gerrit Zalm. Esta apuesta optimista revelaba los recelos de la reunión. Nunca hasta ahora el país locomotora se consoló con la condescendencia ajena.

Tras las previsiones optimistas sobre el proceso de convergencia, a cargo del comisario Yves-Thibault de Silguy, el secretario de Estado de Finanzas alemán, Jurgen Stark, se ungió de ceniza: "Debemos ser optimistas, pero cautos", advirtió, al repasar las cifras de desempleo e inflación en su país.

Stark anunció que el paro crecerá aún en 200.000 personas y que la creación de empleo sólo repuntará a partir de primavera. Pero aseguró que esos obstáculos no quebrarán la voluntad de Bonn para crear el euro. Porque el déficit del 2,9% previsto este año (una sola décima por debajo del techo de Maastricht) ya incorpora "los riesgos de menores ingresos fiscales y de aumento del paro".

"El patrón se tambalea"

El canciller del Exchequer, Kenneth Clarke, se ufanó de la buena coyuntura británica, "y no tanto de la UE", ironizó. Alertó que el alza del dólar "puede implicar inestabilidad cambiaría" y que "el desempleo está empeorando en países clave de la unión" en clara referencia a Alemania-, "lo que amenaza las previsiones" sobre la unión monetaria."Si el patrón se tambalea, el bote hace aguas", añadió a este periódico, de forma reservada, uno de los ministros asistentes, para ilustrar el clima del cónclave. "Tenemos delante una gran crisis en Alemania, de imprevisibles consecuencias", constató. El portugués Antonio Sousa claveteó sobre las "preocupantes señales" del desempleo germano y "las dificultades de algunos grandes países en la senda de la recuperación", dijo, señalando a Bonn, París y Roma.

También crítico, pero prudente, se mostró el italiano Carlo Azeglio Ciampi, al manifestarse "cauto" con las previsiones oficiales. Y el presidente del Instituto Monetario, Alexandre Larrifia lussy, quien protestó por el alto nivel de los tipos de interés a largo plazo y por la austeridad fiscal, que no "ataja la raíz de los problemas", gastos sanitarios y Seguridad Social.

Rodrigo Rato evitó meterse en camisa de 11 varas y destacó los avances de España en inflación y creación de empleo. "Todos hemos expresado el respaldo a los esfuerzos de reducción del déficit de todos los países", dijo, aplazando así la polémica sobre quiénes llegarán al euro.

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