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Crítica:DE DOMINGO A DOMINGO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Inocuo

Desde hace años, la RAI ha probado con éxito la fórmula del magazine dominical en directo que combina espectáculo, humor y deporte para una audiencia familiar. En España, sin embargo, nuestros programadores nos han obsequiado últimamente con telefilmes de familias en crisis y retransmisiones deportivas a pelo Tele 5 ha puesto sus ojos en el modelo italiano y ha estrenado De domingo a domingo (2.415.000 espectadores, un 24% de media de audiencia) con vistas a recuperar el espíritu de la diversión familiar vespertina de fin de semana, ya olvidada por muchos espectadores.La inspiración italiana es clara: no sólo el programa es una adaptación del popular Domenica in, la iluminación, el set, las coreografías y la orquesta en directo, son una clara versión de la escuela italiana, marcada por los grandes decorados, el colorido brillante y la machacona repetición de pegadizas cortinillas musicales.

Formas sobre contenidos

Las formas se imponen sobre los contenidos: el decorado, con 90 chicas a disposición de los espectadores, es tan protagonista del show como lo es su presentadora, Belinda Washington, que juega la baza de la simpatía y la complicidad. A lo largo de dos horas y media, De domingo a domingo repasa la actualidad deportiva con Patxi Alonso, un conductor que habla a la audiencia como quien dirige un rebaño de ovejas (lo digo por el tono pastoril más que otra cosa) y ofrece entrevistas, actuaciones y juegos. Un frente jurásico, encabezado por Micky y Betty Missiego entre otros, pone música nostálgica; tres petardas violan el raccord con un play-back desastroso, Carlos Ferrando critica con su habitual crueldad a los famosos que se lo merecen, María Angeles Almazellas pone tufillo opusino a un debate de actualidad social, un imitador hace el mamarracho y Félix Granado pone caras para ayudar, supuestamente, a los concursantes. Y ya está. El entretenimiento no tiene más intención que ésa, entretener.

El tono es familiar, la presentadora es una amiga y el programa acaba dejando al espectador una extraña sensación de vacío. ¿Qué aportan estas dos horas y media de televisión a nuestro ocio? ¿Merece la pena un esfuerzo económico tan grande para algo tan superficial, tan inocuo? Dos horas y media de magazine sofronizante son la receta de Tele 5 para pasar una tarde de domingo sin sobresalto.

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