_
_
_
_
_

Contar la verdad, una regla de oro

, Contar la verdad debe ser la regla de oro de los abuelos que tienen nietos a su cargo. Si el padre está en paradero desconocido, no tiene sentido decirle al niño que está muerto. Pero enfrentarse a la catarata de cuestiones que atormentan a sus nietos requiere haber reflexionado sobre ellas es uno de los cometidos de los educadores de familia: abordar las preguntas que los niños formulan para darles respuesta."Mi nieta no me pregunta por qué no vive con su madre, yo creo que ya lo sabe, ya que recuerda que se largaba de casa dejándolas solas a ella y a su hermana", explica Ana (nombre ficticio), una abuela que cuida de su hijo toxicómano y de su nieta de 12 años.

"Pero es increíble lo que tira una madre, porque, cada vez que la llama, mi nieta se pone nerviosita perdida, y si no viene a verla, la niña sale del baño con cara de llorar; eso sí, nunca lo reconocerá", añade esta mujer. "Me parece normal porque una madre es lo más grande que hay, aunque, a veces, al ver lo que la trastorna, nos da por pensar que sería mejor que no estuviese con ella", concluye.

Más información
Criar un 'hijo' a los sesenta

Antonia a su nieta siempre le ha contado todo. "Ella sabe cómo comunicarse con su madre en la prisión y tiene el teléfono de su padre, aunque él nunca se ha responsabilizado de ella hasta ahora que es mayor. No quiero que se entere de las cosas en la calle; en una discusión que tuvo en clase la otra niña le echó en cara que su madre está en prisión", afirma."Quizá les damos y permitimos demasiado porque pensamos, pobrecitos, que echan de menos a sus padres", reflexiona otra de estas abuelas, a las que su nuevo, cometido ha provocado inseguridades de madre primeriza.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_