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Criar un 'hijo' a los sesenta

1.700 niños con padres presos, toxicómanos o ausentes viven acogidos por sus abuelos

, Son abuelos que hacen de padres por partida doble. Con sus hijos y con sus nietos. Lo primero es ley de vida. Lo segundo necesidad. Esta situación se da en el hogar de 1.700 niños madrileños, la mayoría hijos de presos y toxicómanos, que viven acogidos legalmente por sus abuelos.Son casi la mitad (el 40%) de los 4.243 chavales que reciben algún tipo de protección de la Comunidad de Madrid por sus problemas familiares. La alternativa a los abuelos sería un internado oficial para menores desamparados o el acogimiento con una familia desconocida, destino del otro 60%. Quedarse con los abuelos es una forma de seguir viviendo entre seres queridos. Pero la convivencia plantea muchos retos cotidianos.

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Antonia Molina, de 58 años, no ha tenido una vida fácil. Su esposo las abandonó a ella y a sus tres hijas, una de ellas discapacitada psíquica, hace casi dos décadas. Tuvo que fregar. Igual que ahora, que tiene a su cargo a una nieta de 12 años.

La niña nació cuando su hija era muy joven, y siempre han vivido las tres juntas. Siempre hasta hace tres años cuando su hija fue detenida en Costa Rica como cómplice de tráfico de cocaína. Desde entonces, abuela y nieta mantienen una relación más estrecha en su pisito del barrio de Bilbao, en Ciudad Lineal, una casa pequeña donde la mejor habitación es para la niña.

No ocultar nada

"Yo nunca le he ocultado nada. En cuanto supe que mi hija estaba presa a la primera que se lo conté es a la niña, debe saberlo, tiene derecho y, además, hay gente maliciosa que se lo diría de cualquier manera", explica.

"Cuando mi hija cumpla condena volverá, nunca se ha desentendido de su niña, el problema es que sigue enamorada del hombre con el que la detuvieron, y a él sí que no lo quiero yo en mi casa", añade esta mujer. Saca adelante a su nieta con una pensión de 48.000 pesetas y, sólo este año, con una ayuda del gobierno regional de 15.000 pesetas mensuales. Echa las cartas del tarot y da masajes para llegar a fin de mes.

"El padre de la niña no la reconoció en su momento, ahora la llama, aunque poco, y tampoco ayuda económicamente. Yo le digo que si quiere verla que venga, pero no la dejo ir con él al pueblo porque no sé nada de su vida", concluye.

Antonia no escatima palabras para explicar lo que significa para ella su nieta. "Me siento más madre que abuela", asegura. Pero la cría bordea la adolescencia, con todas sus turbulencias, y eso inquieta a su abuela que, a veces, no sabe como manejarla. Sus problemas y las preguntas y dudas que le plantea el cuidado de la nieta son comunes a otros abuelos en situación parecida. Para irlos resolviendo acude desde hace tres años a unas sesiones de apoyo para abuelos y otros parientes acogedores.

En los grupos, organizados en los centros de servicios sociales de 15 distritos madrileños, participan un total de 137 personas. En ellos reciben información sobre aspectos legales y educativos de la crianza de sus nietos. Y, con apoyo de educadores y psicólogos, intercambian experiencias.

Ani Ayllón, educadora de familia en el centro de servicios sociales de Ciudad Lineal, explica que se intenta, sobre todo, que los abuelos hagan de abuelos y no de padres. "No deben suplantar la figura del padre o la madre, que, a pesar de los problemas, suelen estar muy presentes para los niños", afirma. Además, a menudo, los abuelos se sienten culpables por lo que han hecho sus hijos y sobreprotegen a los nietos. Rosario Corchado, una septuagenaria rebosante de energía, ha criado a sus tres nietos desde que eran bebés. Viuda desde hace 36 años, tuvo que sacar también adelante a sus cuatro hijos. "Mi nuera italiana abandonó a mis nietos hace 18 anos y regreso a su país; mi hijo volvió entonces del extranjero, donde estaba trabajando, y tampoco se hizo cargo de ellos", afirma."Los chicos se empeñaron en viajar a Italia para conocer a su madre y descubrieron lo que ya se sabía, que la mujer está metida en asuntos de drogas y prostitución", añade esta antigua cocinera que, para mantener a su prole, regenta un puesto de helados en verano. De los 4.243 niños protegidos por la Comunidad de Madrid, además de los 1.869 que viven con su familia extensa abuelos y tíos), hay 1.775 internados en residencias y pisos institucionales o de asociaciones. Otros 600 viven acogidos por familias ajenas a la suya.

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