MILAGRO DISPUTADO
Girolamo Grillo, obispo de Civitavecchia, defensor a capa y espada del carácter milagroso de las lágrimas de sangre que asegura que echó una estatua de la Virgen hace dos años, se ha encontrado con la denuncia ante el fiscal de una asociación de defensa de los consumidores que lo acusa de falsedad y abuso de la credibilidad popular. Aunque el Vaticano, pese a las peregrinaciones, aún no se ha pronunciado definitivamente sobre las lágrimas de sangre humana de género masculino -como establecieron los análisis- que se extrajeron de la estatuilla de 42 centímetros que el párroco, el español Pablo Martín, compró en Medjugorje para un fiel llamado Fabio Gregori, el monseñor, cuyo juicio es preceptivo para la declaración milagrosa, está entusiásticamente a favor de ésta, porque parece que una de las veces la Virgen le lloró en sus propios brazos, y asegura, no sin razón, que eso es algo que no pasa todos los días. La asociación de consumidores critica al obispado y al Ayuntamiento -cuyo alcalde es Pietro Tidei, del Partido Democrático de la Izquierda-, porque, aprovechando que el Pisuerga de las lágrimas virginales pasa por Civitavecchia, han anunciado ya la construcción de un gran santuario, dos hoteles y un centro comercial, en lo que los denunciantes llaman "el negocio del milagro", quizá porque entienden que si ya la Virgen se metió en geopolítica anunciando la pérdida de las colonias portuguesas en el tercer secreto de Fátima, conocido hace poco, resulta excesivo verla ahora de promotora inmobiliaria y agente turística en el primer puerto de pasajeros italiano, que ya empieza a conocerse como la Lourdes del Tirreno.- ,
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