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La ultraderecha de Le Pen gana en Vitrolles y se hace con el control de una cuarta alcaldía en Francia

Enric González

Fue un instante de emoción, tristeza y rabia. En la gran sala de fiestas de Vitrolles se desgranaban los resultados en una pantalla gigante, y con los primeros votos escrutados ya se hacía evidente la victoria del uItraderechista Frente Nacional (FN) en las elecciones municipales. Alguien empezó a tararear el Canto de los partisanos. Muchas otras gargantas se unieron al murmullo. Al final, Catherine Mégret, esposa del ideólogo ultra Bruno Mégret, fue elegida alcaldesa de Vitrolles con más de un 52% de los votos. La cuarta alcaldía que logra el FN fue recibida con disturbios en las calles de Vitrolles.

, Una treintena de jóvenes que comenzó a romper los escaparates de algunas tiendas junto al Ayuntamiento en cuanto se anunció a victoria de FN fue dispersada por la policía con gases lacrimógenos.La participación fue muy alta, por encima del 80%. Pero la del FN fue una victoria sin alegría. Los votantes de Mégret reaccionaban airadamente cuando grupos de jóvenes les llamaban "nazis" o gritaban, en español, "no pasarán". El FN ganó los votos del desencanto, del miedo, del rechazo a un alcalde, el socialista Jean Jacques Anglade, ineficiente y procesado por malversación de fondos municipales. "Yo no soy nazi, luché contra los nazis en la guerra. Sólo quiero una Francia más limpia y más justa, y con gente como Anglade eso es imposible", proclamó un anciano votante del FN.

En Vitrolles fracasó anoche la estrategia del frente republicano, la unión de todos los partidos democráticos, impulsada desde los cuarteles generales de París, para frenar el avance de la ultraderecha. Vitrolles, ciudad de 40.000 habitantes a una veintena de kilómetros de Marsella, reúne todas las características de la Francia actual: alto desempleo (19%), fuerte porcentaje de inmigrantes, corrupción política y miedo al futuro. Y el FN, como ya hizo en TouIon, Marignane y Orange, supo sacar provecho.

La jornada electoral se desarrolló sin incidentes, pero en un ambiente espeso, lleno de confidencias y miradas huidizas. "Maticen, por favor", rogó en voz baja una mujer a un grupo de periodistas, "porque, gane quien gane, perderá casi la mitad de la población y quedarán heridas abiertas". "Vitrolles no será en ningún caso ni una ciudad ultraderechista, ni la ciudad que venció al FN", añadió.

En el populoso mercado de la parte baja de la ciudad, la Vitrolles de la pobreza, el paro y la inmigración, las elecciones eran el gran tema de conversación. "Yo estoy contra el FN, pero no estaría mal que se dieran una pasada por la alcaldía y redujeran un poco la inmigración, el crimen y los impuestos. Luego podrían volver los otros", comentó una vendedora de flores. "Cuando ganen, se instalen y se hagan con todos los resortes, me gustará ver cómo consigue usted sacarles del poder", se encaró un transeúnte con la florista, iniciando una áspera discusión.

Bruno Mégret y su esposa Catherine fueron la gran atracción del día para decenas de periodistas de toda Europa. Su majestuoso recorrido por la veintena de colegios electorales fue seguido por un cortejo de informadores, guardaespaldas y entusiastas, mientras Jean-Jacques Anglade, el alcalde saliente y candidato socialista, erraba en solitario por la zona baja de Vitrolles y repetía obsesivamente que las fuerzas democráticas no estaban todavía vencidas. "Podemos ganar", insistía.

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Anglade sabía que la clave del resultado estaba en el 16% de los electores que, en la primera vuelta, habían votado al candidato de la coalición gaullista-liberal, Roger Guichard. El abandono de Guichard en la segunda vuelta, por órdenes del primer ministro Alain Juppé, estableció de hecho un frente republicano que situaba a todas las fuerzas democráticas contra el FN. Ese frente republicano de Vitrolles dividió gravemente a la mayoria conservadora que gobierna Francia y puede desequilibrar, en el futuro, el tradicional eje electoral izquierda-derecha.

"Frente al racismo y al totalitarismo, yo sé que mi sitio está con los demócratas", afirmó la ex ministra Simone Veil, de la coalición Unión para la Democracia Francesa (UDF), para explicar su apoyo a la candidatura socialista en Vitrolles. "Estamos abriendo una avenida al FN. Los electores tienen la impresión de que no hay más que dos opciones políticas, el FN de un lado, y los liberales, gaullistas, centristas, socialistas, comunistas y ecologistas, del otro. En ese choque frontal, la coalición de gobierno pierde su alma e incluso su existencia", manifestó a su vez el ministro de Exteriores, Hervé de Charette, miembro como Veil de la UDF, para justificar su negativa a apoyar a los socialistas contra la ultraderecha.

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