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Milosevic reconoce la victoria de la oposición para recuperar las ayudas de Occidente

"El interés del Estado de promover relaciones con la OSCE y con la comunidad internacional sobrepasa de lejos la importancia de cualquier número de concejalías en unos pocos pueblos". Con estas palabras, el presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, dio su brazo a torcer. Después de 77 días de protestas multitudinarias en las calles de Belgrado y otras ciudades serbias, y apenas horas después de una violenta carga policial que dejó 200 heridos, Milosevic aceptó la victoria de la oposición en las municipales de noviembre. La oposición de Zajedno reaccionó con cautela y EE UU se mostró escéptico.

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Dos meses y medio de protestas

, La rendición de Slobodan Milosevic, totalmente imprevista después de la violenta represión de las manifestaciones del domingo por la noche y del lunes, se produjo por carta. El líder serbio escribió a su primer ministro, Mirko Marjanovic, una misiva en la que le ordena que el Gobierno elabore "un proyecto de ley especial que proclame como definitivos" los resultados electorales confirmados por el informe realizado en diciembre por la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE). Este informe, elaborado por el ex jefe del Gobierno español Felipe González, reconoce la victoria de la oposición, negada hasta ayer por los resultados hasta ahora oficiales en 14 ciudades y pueblos."Creo que las disputas electorales han causado grandes daños a nuestro país a un nivel interno e internacional", señalaba Milosevic en su carta al primer ministro. "Ya es hora de resolver el asunto en el marco de las más altas instituciones de la República: el Gobierno y el Parlamento".

La comunidad internacional había condenado repetidamente el fraude electoral con el que Milosevic quiso ocultar la victoria de la oposición en las municipales de noviembre, llegando a suspender las ayudas destinadas a reconstruir el país. Ésta ha sido la clave del cambio de posición de Milosevic, que parece haber seguido así los conseos de los sectores más moderados del Partido Socialista Serbio (PSB, ex comunista, en el poder).

La oposición reaccionó con cautela, y anunció que mantendrá la protesta hasta conseguir todas sus reivindicaciones. "Después de esto tiene que haber un diálogo democrático sobre el cumplimiento de las demás exigencias de la oposición: la liberalización de los medios estatales y la creación de las condiciones para una Serbia democrática, incluidas las condiciones para unas elecciones honestas", declaró el líder de Zajedno, Vuk Draskovic.

El Gobierno de EE UU celebró "este paso adelante en la dirección adecuada", pero Nicholas Burns, portavoz del Departamento de Estado, matizó que Washington se mantendrá escéptico hasta que no se vean "acciones concretas".

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La represión policial estrenada el domingo pasado -salvo un pequeño paréntesis en Nochebuena- había provocado heridas a más de 200 personas, pero no había logrado su objetivo. La oposición, enfurecida por la actuación policial, redobló su fuerza en la calle, y sus líderes tuvieron muy difícil contener las iras de su propia gente. El lunes, pese a los llamamientos de los dirigentes de Zajedno, algunos manifestantes empezaron a lanzar piedras a los agentes, hasta que estos reaccionaron con porras.

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