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El 'violador de Pirámides' cometió casi todos sus ataques en tres años

, Arlindo Luis C. C. de 31 años, el instalador de gas que se ha confesado autor de 140 violaciones en Madrid, cometió la mayoría de sus agresiones a partir de 1993. Con anterioridad, según fuentes policiales, Arlindo se limitó a ahogar sus impulsos como un mirón o a efectuar algunos tocamientos. Estos comportamientos surgieron después de que se afincase en Madrid, procedente de un pueblo de Cáceres. Antes, en su localidad natal, donde a causa de su situación económica sufrió las pretendidas "humillaciones" que le infligieron sus compañeras de clase, jamás atacó.Pese a que la llegada a la capital catalizó sus obsesiones y su sentimiento de venganza contra las mujeres, casi nadie de su entorno más directo sospechó de sus aberraciones. Padre de una niña de seis años y con su esposa embarazada, Arlindo vivía en Fuenlabrada (160.000 habitantes) y trabajaba por 150.000 pesetas al mes como instalador de gas en una pequeña empresa del sur de la capital, donde entró hace cinco años, tras abandonar su puesto de vigilante jurado.

En la empresa, según sus jefes, jamás dio motivos de queja. Por el contrario, su constante celo profesional -trabajaba a cualquier hora- le aupó del puesto de auxiliar al de oficial. No bebía ni fumaba, y su únicas aficiones conocidas eran el Real Madrid y los coches, tema en el que se consideraba un experto. "Era de ese tipo de persona que te trae el plan de trabajo antes de que se lo pidas", comentó el gerente de la empresa.

Obseso con estilete

Sólo su ex companero de trabajo Raúl Labrador de Aro intuyó que detrás de esa fachada laboriosa se ocultaba un fondo oscuro. "Presumía de citas con jóvenes, no se llevaba bien con su esposa y le obsesionaban las mujeres", dijo Labrador, quien recordó que el detenido llevaba siempre encima un estilete muy fino y que al acabar el trabajo "nunca se iba directamente a casa, sino que tiraba los tejos a todas las chicas que veía". Muchas violaciones fueron cometidas en lugares donde Arlindo iba a trabajar, señaló Labrador a Efe. Éste es el caso del hospital Doce de Octubre, por donde pasaba todos los días tras bajar o subir al tren de Fuenlabrada. En dicho centro sanitario se registraron en 1995 varias violaciones, de las que él se ha confesado culpable.

Entre sus vecinos de Fuenlabrada, las opiniones también eran contradictorias. "Unas veces iba con barba y otras afeitado. También se rapaba, para luego dejarse el pelo largo", comentó un conocido de Arlindo. "Pues yo nunca noté nada extraño, ni en su mirada ni en su comportamiento. Esto es un horror", indicaron las vecinas.

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La Brigada Provincial de Policía Judicial recibió ayer seis llamadas de presuntas víctimas del violador. La Asociación de Asistencia de Mujeres Violadas (57401 10) ha hecho pública su disposición de apoyar a todas las agredidas.

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