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Homenaje en Madrid al dirigente socialista vasco Fernando Múgica, asesinado por ETA hace un año

"Que una bala no tenga nunca la última palabra". Con esta dolorosa y esperanzadora reflexión resumió ayer José María Múgica el sentimiento de las más de 150 personas, entre ellas relevantes personalidades de la vida pública, que se reunieron anoche en un hotel de Madrid para homenajear la memoria de su padre, Fernando Múgica, asesinado hace año por ETA en San Sebastián. Los asistentes a la cena y otras muchas personas han contribuido para que sean plantados 40.000 árboles en San Sebastián y en Israel como símbolo de recuerdo de quienes han caído en la lucha por la paz y a la vez, como símbolo de esperanza.En una breve intervención, José María Múgica recordó que el enemigo que tienen en el País Vasco, y en toda España, quienes quieren ser libres es "las fuerzas del mal, que en este momento se reencarnan en un nuevo nazismo". De ahí que la plantación de árboles simbolice la fuerza y el germen de vida.

Esa misma imagen utilizó el presidente del Fondo Nacional Judío en España, Lawrence Franks, para resaltar que "nacerán sentimientos positivos que iluminarán a través de las chispas humanas nacidas esta noche". Franks, uno de los promotores del homenaje, agradeció su contribución a quienes, aun sin haber conocido personalmente a Múgica, desean sumarse a la lucha por la paz en el País Vasco.

Tras expresar su solidaridad el portavoz del grupo parlamentario socialista, Joaquín Almunia, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, afirmó que todos los demócratas debemos tener el compromiso de no olvidar la valentía de quienes han expresado con coraje su rechazo del terrorismo. "Porque ETA mata a quienes le hacen frente, a los más valientes, y por eso hay que recordarles. Hoy nos sentimos más fuertes que nunca, y antes o después vamos a terminar con los criminales".

A la cena-homenaje asistieron, entre otras personalidades, Enrique Múgica, hermano de Fernando Múgica y diputado socialista; el presidente del Tribunal Constitucional, Álvaro Rodríguez Bereijo; el Defensor del Pueblo y el Defensor del Pueblo Vasco, Fernando Álvarez de Miranda y Xabier Markiegi, respectivamente; el ex ministro del Interior, Antoni Asunción; la viuda de Gregorio Ordóñez, Ana Iríbar; Quico Tomás y Valiente, hijo de Francisco Tomás y Valiente, y Bárbara Durkhop, viuda de Enrique Casas. Así mismo, estuvieron presentes el ex vicepresidente del Gobierno Fernando Abril Martorell, y el dirigente socialista vasco Fernando Buesa. El premio Nobel de Literatura Camilo José Cela envió un mensaje de solidaridad.

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