"Veo a Milosevic retirado en el extranjero
Zoran Djindjic, de 43 años, líder del Partido Democrático (PD) y alcalde electo de Belgrado, tiene cara de futuro primer ministro de Serbia. Elegante, pelo corto cano, modales palaciegos, guapo. Habla alemán, idioma que le ha abierto de par en par las puertas de Berlín, capital del socio más poderoso de la Unión Europea (UE). Según las encuestas es el político más popular; más que Draskovic y que el patriarca Pavel de la Iglesia ortodoxa. Por eso dice que el futuro candidato de la coalición Zajedno (Unidos) a la presidencia de Serbia debe ser alguien "con posibilidades de ganar las elecciones". "Habrá que ver las encuestas antes de decidir el nombre. Si es Vuk el hombre más adecuado, no tendré problemas en apoyarle".Djindjic, está convencido de que Milosevic ha cometido errores de bulto desde el 17 de diciembre. "Uno fue el fraude. Otro tratar de reunir en Belgrado a sus seguidores, que resultaron escasos; así demostró su debilidad. El tercero fue llamar a la comisión de la OSCE presidida por Felipe González". Sobre el presidente de Gobierno español tiene una excelente opinión. "Su experiencia en la transición española le permitió entender con gran rapidez el problema, y éste no son sólo las elecciones municipales, aquí el problema, es el sistema mismo".
Sobre la existencia de diferencias en el seno de Zajedno, que últimamente airean con entusiasmo los medios de comunicación del régimen, dice: "Estos dos meses nos han permitido superar muchas diferencias. Conocemos mejor. Pero no olvide que una cosa son los altos cargos de los partidos e la coalición, y otra es el pueblo. Esa gente que se manifiesta cada día es muy homogéna; sabe muy bien lo que quiere. Quiere que se respete su voluntad. Que su voto alga lo mismo que el voto a los socialistas o del partido de la mujer de Milosevic [Izquierda Unida Yugoslava]".
El líder del PD tiene muchas dudas de que vaya a ser alcalde de Belgrado en los próximos días. Piensa que las últimas concesiones del régimen son un truco. Tiene pocas esperanzas puestas en la posibilidad de establecer el diálogo con el régimen. "Milosevic no tiene la cultura del compromiso. Su política siempre ha sido de todo o nada. Lo ha demostrado en 1991 y en las dos guerras de Croacia y Bosnia".
Djindjic no desea que Milosevic acabe en la cárcel. "No lo deseo. No es el único responsable de todo el sistema. En el pasado la gente le ha votado. Nadie les obligó a hacerlo. Le veo, en todo caso, retirado en el extranjero, tal vez en Grecia". Djindjic, que visitó al Gobierno de Radovan Karadzic durante la guerra de Bosnia-Herzegovina, no se arrepiente de sus actitudes u opiniones en el pasado. "Estoy contra la guerra hecha contra los civiles", dice, pero a continuación asegura que su intención con aquella visita en los albores de uno de los bombardeos de la OTAN al comienzo de 1995,era sólo "ser solidario con los serbios de Bosnia". "Aún hoy mantengo esa solidaridad con ellos". Responde con un simple monosílabo afirmativo a la pregunta de si apoya los acuerdos de Dayton, incluido el punto referido a los criminales de guerra. Al parecer, se resistió a que la plataforma electoral de Zajedno fuera demasiado explícita en este punto.
Djindjic asegura que el problema de Kosovo debe resolverse con el diálogo, respetando las fronteras actuales de Serbia. Es partidario de negociar una autonomía que sea satisfactoria para la mayoría albanesa que vive en esa región. Cree que Milosevic no tiene hoy fuerza suficiente para emprender una aventura en Kosovo, que le permita agitar de nuevo el peligro exterior para salir de la crisis. Al igual que Draskovic, admite que tienen informaciones directas procedentes del Ejército que les permiten asegurar que es neutral.
Djindjic afirma que el objetivo de Serbia es tender hacia la Unión Europea. Sobre las inversiones extranjeras, es claro. "Yo le diría a los inversores extranjeros que esperen a invertir en Serbia a que lo hagan antes los propios serbios".
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