_
_
_
_

Dos barrenderos, en el más largo ayuno de la historia de México

Entre el amplio surtido de conflictos que brotan cada día en suelo mexicano, una protesta en particular empieza a causar quebraderos de cabeza a las autoridades: la huelga de hambre que mantienen, en pleno corazón de la Ciudad de México, siete barrenderos del sureño Estado de Tabasco. Dos de ellos, los pioneros, presentan ya serios trastornos tras 86 días sin alimentos sólidos, en lo que representa el más largo ayuno de la historia de este país.Los huelguistas representan a 200 trabajadores despedidos del Ayuntamiento de Villahermosa, la capital tabasqueña. Recostados bajo una carpa de plástico negro plantada frente a la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, exigen, entre otros puntos, la readmisión en sus puestos de trabajo y acusan al Gobierno estatal, en manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), de crueldad e inflexibilidad. Las autoridades se sublevan: las demandas, dicen, han sido ya atendidas y los trabajadores son utilizados con fines políticos.

Todo comenzó a principios de 1995. Los empleados del servicio de limpieza de Villahermosa exigieron entonces mejoras salariales y laborales. La versión de barrenderos: el alcalde no sólo rechazó las demandas, sino que los quiso obligar a limpiar residencias particulares de funcionarios municipales.

Despido sin indemnización

Al negarse, un centenar de trabajadores fueron despedidos sin indemnización. La versión del ayuntamiento: todo es un enredo político orquestado por el autodenominado asesor de los barrenderos, un individuo llamado Aquiles Magaña, antiguo sindicalista vertical vinculado al PRI, y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), que estarían usando a "humildes trabajadores" para su lucha por lograr la dimisión del gobernador de Tabasco.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Sea como fuere, los barrenderos comenzaron un rosario de protestas que ha culminado en esta huelga de hambre. Cubiertos con mantas y acompañados de varias imágenes de la Virgen de Guadalupe, los ayunantes se declaran dispuestos a morir.

Y es que, con la crisis económica, llamar la atención de las autoridades en este país tan centralista comienza a ser un duro ejercicio de imaginación y las tradicionales marchas de miles de kilómetros hasta la capital están dando paso a modalidades de protesta mucho más macabras: crucifixiones en la vía pública, encadenamientos, costura de labios y párpados y, últimamente, el desangramiento, puesto de moda por varios trabajadores sanitarios, que consiste en extraerse cada día una jeringuilla de sangre y manchar con ella la sede oficial de turno. A veces, la sangre propia es utilizada también para atacar a los policías que tratan de impedir las movilizaciones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_