"EI copago por servicios sanitarios tiene consecuencias muy graves en la equidad"
Los sistemas sanitarios europeos afrontan actualmente dos problemas: el dinero y su funcionamiento, que afecta en última instancia a la equidad en el acceso. En aras de solucionar el primero, se impone al ciudadano el copago para algunas prestaciones que termina por afectar al segundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra en un reciente análisis sobre reformas sanitarias en Europa su preocupación por estas medidas, como ha explicado en Madrid uno de sus redactores: "Con la presión de Maastrich, el copago se puede ver como una solución políticamente fácil y barata para aumentar los ingresos. Pero llega a ser un impuesto sobre los enfermos con consecuencias muy graves sobre la equidad", afirma Richard Saltman profesor de la Universidad de Emory (Atlanta).Si en la decada de los sesenta y los setenta el desafío de los sistemas sanitarios europeos fue el de ofrecer a toda la población unas prestaciones básicas, el de finales de siglo está "en mejorar su calidad", recalca Richard Saltman, quien participó esta Semana en un seminario organizado en Madrid por la Fundación Argentaria. "El sistema público tiene que actuar en su comportamiento operativo de la misma forma que el sector privado, pero lo tiene que hacer con propósitos y objetivos públicos", afirma.
Problemas financieros
Frente a la tentación de los políticos de argumentar para la reforma sólo razones financieras, Saltman introduce la demanda social de equidad. "El Tratado de Maastrich y la Unión Monetaria Europea han conseguido hacer que sea más fácil para los políticos creer que tan sólo los aspectos financieros son los que importan. Hay cuestiones en cuanto a la falta de equidad en la salud, la utilización más eficaz de los recursos dentro de los hospitales y la estructura de los servicios médicos. Todos esos asuntos son muy importantes en aras a que los sistemas puedan sostenerse y mantenerse como sistemas de sanidad universal"."Yo diría", argumenta, que la eficacia es un elemento crucial para mantener la solidaridad. Hace falta encontrar formas para utilizar mejor los fondos que ya existen. En esencia, la eficacia no se debe contraponer a la solidaridad. Más bien son elementos complementarios, porque es muy difícil que la solidaridad se mantenga si no hay eficacia en el sistema".La fórmula, para Saltman, no es la privatización. Tampoco la del informe de la OMS que próximamente se presentará en España. En él se resalta el valor del aseguramiento público -la Seguridad Social en el caso español- por encima de la competencia entre aseguradoras privadas. "La introducción de competencia entre aseguradoras puede parecer atractiva como teoría económica, pero acarrea sustanciales consecuencias negativas para la dimensión social del sistema de salud", destaca la OMS.
"Cuando hablo de eficacia", explica Saltman, "tiene que ver con alcanzar resultados concretos de salud que puedan mejorar la condición de pacientes concretos. Los sistemas públicos tienen una tendencia a perder parte de su capacidad en lodos políticos. La política puede ser muy lúgubre, rígida, y eso se ve en los sistemas públicos, en la forma en que los pacientes terminan siendo tratados como si fueran objetos. A veces, . incluso, como objetos intrusos dentro del sistema. El desafío para los sistema públicos es cómo se pueden hacer suficientemente flexibles, y con eso no quiero decir desregulados o liberalizados, para que los pacientes puedan sentirse igual que en el privado".
Algunos países ven en la aportación del paciente -tasas farmacéuticas o por consulta médica- la fórmula para disminuir gastos a costa de disuadirle de usar los servicios. La OMS alerta sobre sus riesgos y escasa utilidad: "La disminución de la utilización o el retraso en buscar tratamiento puede desembocar en un estatus sanitario inferior en comparación con los efectos beneficiosos sobre la salud que tendría el uso de los servicios de salud", recoge el informe.Saltman añade, además, "que nunca es útil como mecanismo para racionalizar el acceso a la asistencia médica". Su razonamiento es que aquel sistema que no prevea excepciones en el copago para las clases menos favorecidas, casualmente las que más asistencia sanitaria demandan, romperá el principio de equidad en el acceso a la sanidad. Y aquellos que sí lo hagan -con ancianos o enfermos crónicos- gastarán más dinero en administrar estas exenciones que el que ingresan por el copago."Los economistas que hablan de copago dicen que limita la demanda, pero nunca hablan de qué tipo de demanda. Una vez que se limita la demanda de los grupos mas vulnerables de la sociedad, el copago deja de ser una fuente de ingresos para el Estado", concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.