Anguita piensa que en el debate de Nueva Izquierda, le dejaron quemarse
Julio Anguita, coordinador general de IU, no está satisfecho con el debate del último Consejo Federal. Quienes más le animaron a presentar batalla contra el ingreso de Nueva Izquierda como partido político se refugiaron en el silencio y dejaron que Anguita y alguno de sus fieles corrieran con el desgaste de la polémica. Ayer, el PCE negaba que hubiera ejercido presiones contra Nueva Izquierda, aunque advertía que ésta tendrá que firmar el documento sobre soberanía de IU que elabore la Presidencia.
En la noche del sábado los asistentes al Consejo Político abandonaban atropelladamente la sala. Alguien se acercó a Julio Anguita: "Julio, te has quemado". El coordinador general de IU había comprobado ya que algunos de los que más le habían animado a plantar cara a Nueva Izquierda habían permanecido en silencio y habían dejado que "hicieran el papelón", el propio Anguita y alguno de sus más fieles: Rosa Aguilar, Angel Pérez o Francisco Frutos. Alguno, en contra de sus propias convicciones.Echó en falta Anguita las intervenciones de Susana López, de Ángeles Maestro o de Manuel Monereo, que tan firmemente habían defendido ante la Presidencia Federal del pasado día 2 el rechazo al ingreso como partido de Nueva Izquierda. El sábado pasado permanecían en silencio y comprobando cómo lo que, en buena ley, tenía que ser un simple trámite burocrático se convertía en una cuestión política de calado.
¿Hubo presiones para que Anguita rectificara su apoyo inicial a Nueva Izquierda y convirtiera el Consejo Político en una debate sobre la capacidad democrática y tolerante de IU? El propio Anguita reconoció que había consultado el tema con algunos dirigentes. Y Antonio Romero, coordinador de IU, en su intervención del sábado sacó pecho para destacar que él era uno de los escogidos en las confidencias del coordinador general. Pero ayer el PCE negaba -ya lo hizo Frutos en el Consejo- la existencia de presiones. Depende de lo que se entienda por tales.
Anguita no consultó con nadie la segunda propuesta -hacer que Nueva Izquierda firmara el reconocimiento de sus errores y su propósito de no volver a Cometerlos jamas-, que pilló a contrapié a la mesa del Consejo - . Por eso, tal vez, hubo de reconocer después que se había equivocado al tratar la crisis de Nueva Izquierda. Y, sobre todo, que sus discípulos -fundamentalmente en el PCE- tienen grados de lealtad muy dispares.
No hay mal que por bien no venga. Lo dijo el sábado alguno de los oradores. Y es verdad. La crisis de Nueva Izquierda servirá para fijar los bordes de la lealtad a un proyecto político y los límites de los partidos que integran IU. Y no sólo de Nueva Izquierda. La idea de llevar a la Presidencia la elaboración de un documento abordando este tema va a marcar a todos los partidos -PCE, Pasoc, Izquierda Republicana- los parámetros en los que pueden moverse. Los peor pensados creen que, con la excusa de Nueva Izquierda, Julio Anguita va a atar corto al propio PCE, últimamente demasiado suelto. Pero ésa es otra historia.
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