La 2 inicia hoy un ciclo dedicado a Luis Buñuel
Que el surrealismo corre por las venas de México es un hecho que, entre otros, lo anunció Luis Buñuel y que ahora se dedica a difundir Arturo Ripstein (Profundo Carmesí), uno de sus más destacados profetas. Cuando aún está fresca en la memoria la retrospectiva ¿Buñuel! La mirada del siglo del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid, La 2 vuelve a rastrear en una parte, tan irregular como proteíca, de la filmografía del director. Aquella que abarca de forma continuada desde 1946 a 1955 y que de manera intermitente se extiende hasta 1965 con Simón del desierto. A partir de hoy, el Buñuel mexicano tiene una cita con los espectadores cada lunes de madrugada.
"El surrealismo me reveló que en la vida existe un sentido moral del que el hombre no puede eximirse. Él me llevó a descubrir que el hombre no era libre", dijo el director de El perro andaluz, la película que le abrió las puertas del movimiento liderado por André Breton y que cerrará este ciclo. Para inagurarlo queda reservada la más brutal de las pedradas a las miradas cejijuntas: La edad de oro (1930). Una cinta que puso en pie de guerra a las burguesías que se descubrieron reflejadas entre curas putrefactos, Cristos carcajeantes y amores cerca de la crisis nerviosa.En el medio de estas dos proyecciones se encuentra el alimento del ciclo. Susana / Demonio y carne (1950) es la primera, en el orden cronológico, de las que se proyectan. Con ella da inicio un rápido repaso a los sentimientos asumidos y reprimidos que respiran desde el otro lado de los poros. Desde la fallida Una mujer sin amor (1951) al delirante rosario de pasiones en combustión que suponen Él (1952), El bruto (1952), Abismos de pasión (1953) y Ensayo de un crimen (1955) todo es una larga procesión de gestos incandescentes.
Por último, tres de las obras tardías y más celebradas de su producción mexicana: la rodada en España Viridiana (1961) y su fotografía de la Última Cena desde detrás del sinsentido; El ángel exterminador (1962), la parábola antiburguesa escrita junto a su colaborador en más de diez cintas Luis Alcoriza, y Simón del desierto (1965), el más delirante de los trabajos que firmara Buñuel con otro de sus habituales, Julio Alejandro. De esta forma, La 2 vuelve a lanzar piedras desde el televisor a toda conciencia dormida. Los mismos cantos que Buñuel reservó en su bolsillo para los que osaran criticar en el día de su estreno a El perro andaluz.
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