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Tribuna
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Servicio

Manuel Vicent

Después de 40 años de servicio, ella se ha jubilado. El viejo intelectual estuvo abonado a esta prostituta desde los tiempos de la autarquía franquista, y la mujer acudía a su casa puntualmente todos los viernes por la tarde. El caballero comenzó pagándole 100 pesetas por sesión, aunque cada año fue acomodando el precio del amor al índice del coste de vida. Se conocieron en la barra de Chicote y ella era a chica robusta que había huido del pueblo embarazada por el hijo del notario. El intelectual acababa de ganar una cátedra. Entablaron una relación cómoda. El comercio de la carne entre ellos fue regulado de mutuo acuerdo mediante una fórmula aséptica y rutinaria. Una vez por semana la prostituta llegaba, previa llamada por teléfono, al domicilio del catedrático. Allí cumplía la labor de satisfacerle la libido y recibía la paga junto con un beso de despedida sobre el felpudo del rellano. Mientras este servicio se realizaba, ella siguió ejerciendo la prostitución en varios bares de la ciudad; en cambio él fue ganando prestigio académico. Publicó libros de historia, obtuvo premios oficiales, audiencias reales y condecoraciones. El intelectual y la prostituta han envejecido por separado sin que ninguno de los dos quebrantara nunca el pacto. Su relación comenzó cuando cantaban los Platers, después vinieron los Beatles, la marihuana, el Vietnam, los primeros adosados, la muerte de Franco, la democracia, el golpe de Tejero, los socialistas en el Gobierno, los escándalos, el triunfo de la derecha.El mundo se había transformado, pero esta prostituta era el reloj de arena que marcaba cada semana el tiempo paralizado en la biblioteca del viejo intelectual. Hace unos días, éste la llamó por teléfono: "¿Recuerdas? Hoy es viernes", le dijo. La prostituta le contestó llena de melancolía: "Tenemos casi 80 años. ¿Por qué no lo dejamos ya?". Con estas palabras la mujer se ha jubilado. Si muere primero, el intelectual no logrará enterarse. Para ella, la extinta luz del olvido; para él, sin amor, el Premio Cervantes.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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