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Mil vecinos salen a la calle contra el aumento de la droga en La Celsa

Unos mil vecinos de Entrevías y del Pozo del Tío Raimundo, en Vallecas, se manifestaron en la tarde de ayer para protestar por el aumento de la venta de droga en el poblado de realojamiento de La Celsa. Esta antigua barriada chabolista gitana, considerada un tradicional punto de trapicheo, había reducido su actividad hace tres años. Pero hace dos meses ha vuelto a las andadas. El derribo de casetas en la avenida de Guadalajara, en San Blas, tras las movilizaciones vecinales, y el mayor control policial en el poblado de Torregrosa (Usera) han reactivado el mercadeo de La Celsa.

Los vecinos se manifestaron en dirección contraria a la barriada de La Celsa, para evitar posibles altercados y recorrieron toda la avenida de Entrevías. Aseguran que volverán a salir a la calle si el delegado del Gobierno no da soluciones al problema.La mayor parte de los poblados chabolistas y de realojamiento que rodean la capital son puntos de abastecimiento de droga. Cuando en uno de ellos se refuerza la vigilancia policial, tras las protestas vecinales, otro toma el relevo.

Las pasadas movilizaciones vecinales contra Los Módulos en la avenida de Guadalajara han forzado a las instituciones a desmantelar con rapidez estos prefabricados que obstaculizan la construcción de pisos del polígono de Las Rosas. En mayo vivían en ellos 112 familias y otro centenar en chabolas. Ahora, tras una serie de realojamientos y desahucios, sólo quedan 28 familias.

"Este sitio está ya muerto", comentaban ayer dos toxicómanos habituales de Los Módulos. "Desde que los vecinos comenzaron a protestar es más dificil pillar, porque hay más policía. Ahora, tras los derribos, quedan ya cuatro casetas que venden y te tiras horas esperando para nada", añadían.

"La gente comenzó a ir al poblado de Torregrosa (Usera), pero allí también hubo protestas y aumentó el control, así que, al final, a La Celsa, y de allí, adonde toque", apostillaban.

En La Celsa, a primera hora de la tarde de ayer, había un trasiego de drogodependientes que recordaba las épocas duras de esta barriada, formada ahora por 95 casas bajas con aspecto de búnker y antaño por chabolas. Varios jubilados observaban el asentamiento desde el parquecillo de Las Malvinas, en el cercano barrio del Pozo del Tío Raimundo. "Ayer por la noche esto parecía la romería del Rocío".

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Una mujer de 32 años que acababa de comprar una papelina se acercó al grupo de mayores. "Perdonen, quería decirles que no vayan contra nosotros, sino contra quienes venden la droga", les comentó. "Contra vosotros no tenemos nada siempre que no os pinchéis aquí en el parque, porque ya ni pueden jugar los niños", replicaron.

"Ya sabemos que si se acaba aquí con el problema se trasladará a otro lado", reconocían los jubilados. "Los toxicómanos necesitamos la droga y la compraremos donde se venda, a no ser que aumenten las plazas de metadona", concluyó la mujer.

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