¡Todavía queda gente maravillosa !

Luego dicen que en Madrid no se puede vivir. Seguramente no han necesitado aún los servicios del Samur. En unos momentos en que no sabes ni qué hacer, aparecen ellos y está todo solucionado.Recientemente he sufrido una experiencia dramática: un familiar se moría en mi salón. Llamé al 092 y me enviaron una ambulancia del Samur. Cuando ellos llegaron, rápidamente se hicieron cargo de él. Hasta aquí todo normal. Es lógico.

El motivo de esta carta tuvo su origen cuando ví que eran personas pacientes con todos los que estábamos en casa.

Trataron a mi familiar con un cariño similar al que hubieran dispensado a una persona de su propia familia. Mirando en todo momento el confort del enfermo. ¡Y ni siquiera habían comido! Habían acudido rápidamente olvidándose de su comida. Se pusieron en contacto con el hospital Doce de Octubre, que es donde tienen todo el historial del enfermo, y a las 18.00, después de hacer por él en casa todo lo que podían, le trasladaron allí. ¡Y se quedaron hasta asegurarse de que todo iba bien!

Personas como ellas, que se dedican a su trabajo con cariño, y no como algo meramente para ganar dinero, son las que hacen falta para conseguir que vivamos en una sociedad mucho mejor. Es la mejor manera para llegar a conseguir una ciudad más justa y' habitable. Son una bocanada de aire fresco en este mundo que cada vez está más deteriorado.-