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La familia Delclaux se resigna a pagar a ETA para acabar con el secuestro

Pese a las multitudinarias manifestaciones del fin de semana, la familia de Cosme Delclaux encara el secuestro del abogado de 34 años desde la resignación. Duda de que la movilización ciudadana pueda llegar a torcer la voluntad de ETA, y tampoco encuentra ya razones para confiar en la acción policial. Pagar a los terroristas el importe de la extorsión planea como la solución más rápida para una situación dolorosa.

Los precedentes establecidos en los casos de Julio Iglesias Zamora y José María Aldaya y la experiencia que ofrece el actual cautiverio del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara han generado un clima de impotencia, palpable estos días entre las víctimas potenciales o reales del chantaje de ETA.Aunque el pago a los terroristas ha sido siempre reconocido como el recurso último para acabar con un secuestro, nunca hasta ahora esa disposición se había admitido de forma tan inmediata y explícita y nunca había suscitado un reproche social tan tibio.

Las propias autoridades políticas reconocen en privado que, visto el fracaso cosechado a lo largo de estos tres años, nadie tiene argumentos para tratar de convencer a la familia de que no debe pagar a ETA por mucho que persista la obligación de impedirlo.

El problema es que la policía no parece disponer de pista alguna que conduzca al agujero en el que se encuentra el secuestrado, en manos de ETA desde hace 15 días.

Vista la disposición de la familia, todo permite augurar un rápido desenlace si no fuera por las grandes cautelas que los intermediarios de ETA han mostrado en las casos precedentes a la hora de establecer el primer contacto.

El comportamiento de ETA durante el secuestro de José María Aldaya -"ellos no tienen prisa alguna", repetían desesperados los familiares- vino a mostrar que la organización terrorista buscaba una rentabilidad política que sumar a su supremo objetivo crematístico.

Además, los contramanifestantes, grupos que violentan las convocatorias pacifistas con su presencia a veces amenazadora (siempre agobiante) y que quebrantan con sus gritos y discursos el silencio autoimpuesto en estos actos, es una fórmula que se sigue aplicando casi a diario, amplificando el protagonismo que ETA cosecha día a día con sus secuestros.

Aunque agradecen y les reconforta el apoyo ciudadano, los Delclaux parecen haber renunciado a ejercer una presión movilizadora intensa y sostenida. La elección como portavoz del abogado Carmelo Renobales, asociado al PNV, con el que Cosme Delclaux ha mantenido relaciones profesionales y de amistad, responde probablemente al propósito de ampliar el margen de maniobra político y la imagen misma de la familia.

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