El arte oriental y el africano triunfan en Feriarte
Dentro del arte antiguo, al que se exige un centenario de antigüedad, hay una palabra de moda: el orientalismo. Las últimas y, por tanto, cotizadas tendencias -hasta el día 1 de diciembre en Feriarte- son las piezas que provienen de Asia y África. El arte primitivo oriental y africano se impone, según cuentan los organizadores de la muestra, entre coleccionistas e iniciados a las antigüedades. También se cotiza el estilo Grand Tour, denominado así por los entendidos. 0 lo que es lo mismo, la decoración clásica del siglo XIX, inspirada en los recuerdos que traían los ingleses de sus viajes a Grecia y Roma.
El orientalismo corre de boca en boca entre los enmoquetados pasillos, de color caldero, donde se encuentran los 160 expositores de la feria. Esta moda responde a una característica: las líneas sencillas en muebles, porcelanas, grabados y tejidos. Lo que está de capa caída, en cuanto a las tendencias de compra, son las piezas recargadas y la solemnidad del arte religioso. Pero que no desesperen los coleccionistas porque también pueden encontrar en la feria pinturas y esculturas sobre este tema, como una escultura de la Virgen con niño de Diego de Siloé (siglo XVI), exhibida por el anticuario Theodokopoulos; o una talla policromada de Cristo resucitado (siglo XVIII), presentada por Zenón Sierra.Para que nadie se pierda entre pasillos enmoquetados, muebles, cuadros y porcelanas ofrecemos un paseo por algunas de las joyas presentes en la 20ª edición de Feriarte.
Arte oriental. La pieza más cotizada es una pareja de armarios imperiales chinos del siglo XVII. Precio: nueve millones de pesetas. En siete millones aparece tasado un biombo chino de ocho hojas caligrafiadas del siglo XVIII. Por un precio más asequible, un millón de pesetas, se puede conseguir una pareja de consolas redondas, en madera de melocotón, del siglo XVIII. Y por 600.000, una pareja de sillones en madera de cedro del siglo XVII; por 450.000 pesetas, una mesa de escritorio del siglo XVIII, y por 175.000 pesetas, un sillón reclinable dé bambú del siglo XIX. Entre los objetos curiosos hay un carro de paseo, perteneciente a una familia burguesa de la antigua China, que cuesta tres millones de pesetas; una silla de montar lacada en negro, el color de los señores feudales, y decorada en oro, del siglo XVII, está a la venta en medio millón de pesetas. Un contenedor de hielo, del XVIII, cuesta 600.000 pesetas.
Muebles. Entre las piezas más caras, una, cómoda francesa con puertas a la inglesa en caoba y bronce dorado cuyo precio es de nueve millones de pesetas. Lo mismo cuesta un secreter holandés con librería, en madera de nogal. Por un millón de pesetas se puede conseguir una cómoda aragonesa de la época de Carlos IV, con, la pintura original. Por menos, una mesa de juego en caoba, estilo siglo XVI, por 425.000 pesetas; una cómoda de pino rústico policromada del siglo XVIII, por 400.000 pesetas; también una mesita auxiliar Luis XVI, por 375.000 pesetas.
Joyas, plata y otros objetos. Las joyas oscilan entre las 200.000 y el millón de pesetas. Aunque hay excepciones: una pulsera art déco cuesta tres millones de pesetas. Una escríbanla de plata del siglo XVIII se consigue por unas 900.000 pesetas. Lo mismo que un conjunto de cuatro candeleros en plata inglesa del XVIII. Por 15.000 pesetas, la mínima inversión de la feria, se puede comprar cajas y objetos de estilo victoriano. Por 20.000, linternas y brújulas y pesacartas.
Alfombras. Los tapices se cotizan en millones. El precio de las alfombras, la mayoría persas del siglo XIX, van de los cuatro y los ocho millones de pesetas.
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