ENTIERRO A PLAZOS

Para quienes protestan por lo caro que resulta morirse, desde la clínica o la cama hasta el funeral, los empleados del hospital civil de Viterbo, en Italia, parecen haber encontrado una solución: el entierro por partes. Un hombre de 40 años, Marco F., encarcelado y afectado por una tromboflebitis, fue ingresado para amputarle una pierna. Poco después, un empleado del depósito de cadáveres del hospital se acercó a sus familiares, ansiosos por conocer cómo había ido la operación, y les comunicó que tenían que hacer el entierro de la pierna, caja mortuoria con el nombre del propietario y visita al cementerio incluidas. Por si no hubieran entendido excesivamente, el empleado añadió: "Se lo dejo en 100.000, pero, obviamente, sin recibo", es decir, les hacía un apaño por menos de 9.000 pesetas. Mientras, Marco, con el muñón infectado, tuvo que volver al quirófano, donde le amputaron otro trozo de pierna. Cuando el celoso guardián del depósito dijo a los parientes: "Denme el trozo, que lo metemos en la misma cajita, y luego hablamos". Ellos decidieron hablar, sí, pero con el Tribunal de Derechos del Enfermo, cuyo secretario, Corrado Stillo, ha denunciado el caso a la magistratura. La familia de Marco se lo ha tomado así de mal, pero hay quien ya está haciendo cuentas, porque enterrar una pierna por sólo 9.000 y calcular troceado el resto del cuerpo puede resultar mucho más económico que sepultar al fallecido entero.