Más de 200 jóvenes integran los grupos violentos callejeros
Los especialistas policiales estiman que los jóvenes encuadrados en los grupos X e Y, responsables de los desmanes callejeros y los sabotajes en el País Vasco y Navarra, superan ya los dos centenares. Aunque muchos han sido captados en los círculos de Jarra¡, los investigadores detectan un progresivo distanciamiento de su disciplina, hecho que atribuyen al propósito de la organización juvenil de KAS de no verse complicada en estas actuaciones delictivas.Los grupos X e Y, diseñados anos atrás por la dirección de ETA para crear la sensación de anormalidad en las calles en un momento de debilidad operativa de la banda, parecen encontrarse en plena efervescencia pese a la detención hace unas semanas en San Sebastián del Y más activo en los últimos años.
La policía dice tener constancia de la existencia de grupos organizados de jóvenes violentos en una larga relación de municipios, entre los que se incluyen aquéllos en los que HB dispone de fuerte apoyo electoral.
Frente a los grupos X, integrados por hasta dos decenas de individuos que se aplican a "socializar la violencia" y perturbar la vida cotidiana con la quema de contenedores de basura o cabinas telefónicas, los Y son mucho más selectivos y se prodigan con menor asiduidad. Sus acciones, que en muchos casos llevan consigo el empleo de bombonas de butano y artefactos caseros explosivos, van orientadas a causar el máximo daño posible.
Están organizados tipo comando y son los responsables de los incendios en estaciones, los atentados a empresas y los sabotajes más espectaculares. En los X, por el contrario, la captación se hace sin excesivos miramientos entre simpatizantes que muchas veces no han estado nunca organizados y que se estrenan así en lo que creen "acción política".
En cada uno de esos grupos, sin embargo, hay media docena de individuos que diseñan las acciones y preparan y distribuyen las botellas incendiarias y las consignas. Unos y otros actúan por campañas, ya sea la permanente en apoyo a los presos de ETA, auténtico banderín de enganche, o cualquier otra que ofrezca la coyuntura.
Aunque no parece existir comunicación orgánica entre los que operan en una y otra zona, la policía cree que existe un nexo y sospecha que, en su día, todos fueron creados, en segunda instancia, a través de los responsables de zona de Jarrai. Actúan como grupos estancos y autónomos para evitar las detenciones en cadena, pero nada más lejos de la realidad que ver la violencia callejera en Euskadi como un fenómeno de "generación espontánea".
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