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Los jugadores portugueses piden la intervención del Gobierno en la crisis

El Sindicato de Jugadores Profesionales de Fútbol (SJPF) portugués ha reclamado la intervención directa del Gobierno para solucionar la grave crisis de este deporte, que vive momentos de "anarquía generalizada". El presidente de la Federación de Fútbol, Gilberto Madaíl, teme que el clima de corrupción y la avalancha de acusaciones sobre sobornos a árbitros provoquen una dura reacción de la UEFA, que podría llegar hasta la retirada de las competiciones europeas de algunos equipos portugueses, e incluso de la selección.Un comunicado oficial del Sindicato de Jugadores afirma que la intervención directa del Gobierno en el conflicto "es la única solución estructural" para los problemas del fútbol portugués, que ha alcanzado un "nivel de sospechas" generalizado hasta llegar a "un auténtico estado de choque". "Compete directamente al Gobierno", añade el comunicado, "legislar o regular hasta donde la necesidad de intervención lo justifique, como parece ser el caso a nuestro juicio".

Los jugadores portugueses sugieren que "la creciente complejidad de esta industria impone la necesidad de adoptar principios adecuados a la realidad del deporte y a la importancia que cada agente tiene en la producción, realización e implantación de este fenómeno deportivo, profesional y social", El SJPF exige la "inmediata apertura de investigaciones sobre todos los hechos" que en estos últimos días "han puesto en duda la imagen y la credibilidad" de este deporte.

Pecado de omisión

Entre las primeras medidas adoptadas por el Gobierno, el secretario de Estado para el Deporte, Miranda Calha, ha exigido a la federación un reglamento de incompatibilidades para los dirigentes deportivos, árbitros y entrenadores, así como la elaboración de unas normas internas que impidan a los árbitros aceptar regalos de los clubes.El Gobierno considera que la federación ha pecado por "omisión", y por ese motivo ha instado a sus dirigentes a que retomen la iniciativa en todos los casos de corrupción. En este sentido, el Ejecutivo portugués ha cursado instrucciones para que la federación investigue.

Por su parte, el ex presidente del Farense y empresario de hostelería Fernando Barata se ha autoinculpado ante la Policía Judicial en la operación, supuesta mente organizada por el Oporto, para comprar el árbitro rumano Ion Igna, que dirigió una semifinal de la Recopa y finalizó con la victoria del equipo portugués frente al Aberdeen escocés (1-0). Barata ha reconocido a las autoridades policiales que el presidente del Oporto, Jorge Nuno Pinto da Costa, no cumplió su compromiso de pagar a unos intermediarios rumanos seis millones, lo que motivó su intervención personal en el caso dadas sus relaciones en Rumania. "Fui víctima de estos intermediarios", ha explicado Barata, quien añade que tuvo que trasladarse a Suiza para entrevistarse con otro árbitro envuelto en la operación.

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