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Los comercios de San Blas cierran para luchar contra un hipermercado

Antonio Jiménez Barca

Ni las frutenrías, ni las panaderías, ni los bares, ni las pescaderías... En el barrio de San Blas no abrieron ayer los comercios. Los tenderos de esta zona -así como los de Simancas, Canillejas, Vicálvaro y el barrio de Bilbao- cerraron sus negocios para protestar por la construcción de un hipermercado: un centro comercial que la multinacional francesa Continente quiere erigir en el polígono de Las Rosas (San Blas), gracias al silencio administrativo del Ayuntamiento, y que, según los vendedores, condenará a las tiendas del barrio.

La protesta fue seguida casi en un 100% en el barrio de San Blas y en un 90% en Vicálvaro, Canillejas y Simancas. En el barrio de Bilbao cerró también el mercado tradicional de la zona, el de la calle Emilio Ferrari. Según los datos de mismos comerciantes, en total ayer cerraron 2.500 tiendas, más o menos los que se verán afectados por el futuro centro comercial. Para que eso no ocurra, alrededor de 300 tenderos se reunieron ayer por la mañana en los soportales de la galería comercial San Blas. Caía un soberano chaparrón cuando empuñó el micrófono el presidente de la Asociación de Comerciantes del distrito, Fernando San Miguel: "Tenemos que luchar para que nuestros puestos de trabajo no se hundan y la única manera es que estemos unidos. Los pocos comerciantes que no han querido cerrar que sepan que se los van a llevar allí donde nos quieren llevar a todos: a la historia".

San Miguel precisó que el hipermercado de la multinacional francesa, que obtuvo el permiso municipal por silencio administrativo en agosto, todavía tiene que hacer frente a una denuncia de los comerciantes: el fiscal anticorrupción investiga la protesta de los vendedores, que aseguran que en la concesión de terrenos han existido "irregularidades".

Centro integrado

Los tenderos reclaman que el futuro centro comercial les deje un hueco. Piden que el hipermercado se convierta en un "centro integrado", como el que existe en Aluche (consiste en que una firma grande comparta la gran superficie con los tenderos del barrio). "Eso es lo que nos prometieron al principio", afirmó el representante de los comerciantes. San-Miguel terminó su discurso con una advertencia dirigida a la máxima autoridad municipal: "Cuando el alcalde, José María Álvarez del Manzano, venga por aquí, al mercado, a hacer campaña electoral para que le votemos, le vamos a recibir como se merece".Por las calles sin actividad comercial del barrio pasó, ayer un vecino que sí estaba de acuerdo con la construcción del futuro centro comercial: "Aquí los tenderos son unos careros. Atizan con la carne y el pescado que es una barbaridad. Protestan mucho, pero que bajen los precios si no quieren desaparecer".

El presidente de la Asociación de Comerciantes se defiende: "Con el nuevo centro comercial no van a bajar los precios. Será un monopolio. Que no se engañe la gente. Además, desaparecerán puestos de trabajo porque ellos emplean menos gente". Un frutero de Vicálvaro añadió muy enfadado: "Emplean productos extranjeros. Yo me levanto todos los días y voy a Mercamadrid a por fruta. Siempre fruta española, claro está".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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