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Los 4 maristas asesinados fueron arrojados a un pozo negro por las milicias hutus

"Estamos solos, esperamos un ataque de un momento a otro. Si esta tarde no volvemos a telefonear, será una mala señal. Lo más probable será que nos quiten la radio y el teléfóno". Y les quitaron la vida. Quien así hablaba el pasado 31 de octubre con su casa central de Roma era, el hermano marista Miguel Ángel Isla, según la investigación hecha pública ayer por los propios maristas sobre los sucesos que costaron la vida en Zaire a los cuatro misioneros españoles. Los cuatro cuerpos fueron luego arrojados a un pozo negro, de donde los maristas esperan poder sacarlos pronto para darles sepultura.La comunidad internacional, mientras, espera a que el Consejo de Seguridad de la ONU decida intervenir en la zona.

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