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Triunfal debú de Litri

Gómez / Mejía, Litri, Conde

Toros de Teófilo Gómez (4º devuelto por manso), impecables, con casta. Manolo Mejía: media estocada (palmas); pinchazo, estocada desprendida y tres descabellos (abucheos). Litri, que confirmó la alternativa: estocada (dos orejas, protestada la segunda); pinchazo -aviso- y estocada desprendida tendida (vuelta al ruedo). El Conde: estocada desprendida (oreja); estocada caída (aplausos). Monumental Plaza México, 10 de noviembre. Tres cuartos de entrada.

En su triunfal debú ante la afición de la Monumental, con un lote bravo, Litri dio muestras de un toreo de calidad.La faena al astado de su confirmación, de nombre Don Juan, que empezó la lidia distraído, fue a base de darle su distancia y no quitarle la muleta de la cara hasta obligarlo a entregarse con nobleza. En los medios practicó un toreo acompasado por ambos lados, sobresaliendo el ejecutado por el lado derecho, girando la cintura con mesura.

Tras despachar al adversario en el mismo sitio de un estoconazo , el juez de plaza benévolamente le concedió los dos trofeos, pero como parte del respetable protestó el segundo apéndice, Litri optó por guardarlos en su chaleco.

Al quinto, que fue a más en su fiereza, Litri lo dominó después de un largo trasteo. Dibujó dos series de naturales en los que el engaño barrió la arena y los pases duraron una eternidad. Perdió el merecido trofeo por no acertar con la toledana.

Manolo Mejía se enfrentó a un público hostil y a un lote menos propicio. Recibió de rodillas al segundo con una limpia larga cambiada pero aunque puso voluntad y empeño no logró acoplarse con el bovino, que en su recorrido llevaba la cabeza alta. El cuarto, de gran trapío, fue devuelto por su mansedumbre. El sobrero resultó incierto y nunca se entregó, pero a pesar de que el espada de Tacuba lo domeñó y por momentos su labor por el derecho fue de poder, ni esto lo salvó del enfado de las galerías.

Al saludar temerariamente a porta gayola al alegre tercero, El Conde salió desarmado y atropellado (sufre probable fractura de costillas), pero insistió y de rodillas dio en tablas la larga cambiada que pretendía para proseguir en la boca de riego con arriesgadas chicuelinas. Dio una vuelta al ruedo tras colocar espectacularmente al sesgo su tercer par de rehiletes, caminando de espaldas de adentro hacia afuera y asomándose al balcón. Lo sobresaliente de su faena fueron dos tandas de redondos en los que adelantando la flámula prendió al cornúpeta en sus vuelos y corrió la mano de aquí a allá en templados pases. Ligó con limpieza dos derechazos en círculo completo.

Otra vez el matador tapatío esperó a porta gayola al que cerró plaza con una larga cambiada que repitió en tablas. Batalló con el aire y lo quedado de la res pero nunca se amilanó ante los derrotes que el bicho le tiraba.

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