Japón y Corea del Sur mantienen sus diferencias sobre el Mundial del 2002
Los aficionados japoneses y surcoreanos han dirigido su mirada hacia Zúrich buscando una solución salomónica que acabe de una vez con los conflictos que está creando la organización conjunta de la Copa del Mundo de fútbol del año 2002, un asunto que desafiaría incluso la imparcialidad y certeza del legendario rey Salomón. Los dirigentes del fútbol mundial, reunidos con ambos países en Zúrich, iniciarán hoy las discusiones sobre quién albergará la final, cuántos equipos participarán y otras muchas financieras.El problema fundamental, sin embargo, es determinar en qué país se disputará la final. "La única forma de que los dos países se conformaran sería disputar la final en una plataforma aérea situada entre Corea del Sur y Japón", comentó un diplomático occidental. "Pero entonces surgiría el dilema de dónde está el punto medio exacto entre los dos países".
En Zúrich, los delegados de Japón y Corea del Sur se encontrarán con los miembros de la FIFA que estudian el proyecto de la Copa del Mundo del 2002, Guillermo Canedo, de México; Antonio Matarrese, de Italia, y el secretario general de la FIFA, Sepp Blatter. La delegación coreana, al menos públicamente, se muestra conciliadora y dispuesta a negociar una solución.
Japón, siempre contrario a la organización compartida, pretende que la FIFA le conceda el partido inaugural y la final. Desea también que el número de equipos pase de los 32 que habrá en Francia 98 a 40 y que la FIFA colabore en caso de pérdidas económicas.
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