La fabrica de las bodas

Las autoridades eclesiásticas de la zona sur no ven con buenos ojos la avalanchade bodas que, año tras año, se registra en el Cerro de los Ángeles de Getafe (144.600 habitantes). Atraídos por el encanto del lugar -con una ermita del siglo XVII, el monumento al Sagrado Corazón de Jesús y plácidos pinares alrededor-, son legión los jóvenes que desean desposarse en este su puesto centro geográfico de la Pe nínsula. Sin embargo, el Obispado de Getafe cree que tal afán tiene que ver más con el gusto por la pompa y el boato que con el fervor religioso de los contrayentes. Así las cosas, el coadjutor de la catedral de La Magdalena de Getafe, Gregorio de Mera, no ha dudado en tachar desdeñosamente el Cerro de 'fábrica de bodas", advirtiendo que reproducía la opinión del propio obispo de la diócesis, Francisco José Pérez Fernández Golfín.Este montículo en las afueras de Getafe alberga desde hace másde trescientos años a la patrona local, la Virgen de los Angeles, por la que existe gran devoción en la comarca. El general Francisco Franco se encargó de dar más relieve al Cerro al inaugurar, en 1965, un monumento al Sagrado Corazón (de 26 metros de fuste) que sustituía a otro conjunto parecido destruido en su mayor parte durante la Guerra Civil. La iconografía franquista se encargó de ubicar en este emblemático montecillo el centro de Espafia.Centenares de novios, de Getafe y otras ciudades sureñas, anhelan contraer nupcias en este señalado lugar. El párroco del Sagrado Corazón enlaza cada año a unas doscientas parejas, y otras muchas se quedan con las ganas de correr la misma suerte. Son pretendientes, dice el coadjutor De Mera, que quieren casarse a toda costa en el Cerro, "por lo bonito, al olorcillo de lo solemne". Yadvierte: "Lo que ocurre es que esa gente está desevangelizada. Los matrimonios allí son multitud. Había que dar un cambio, hablar con los novios, pero como van en avalancha...".Cumplir los deseos de Gregorio de Mera tiene sus dificultades. Más que nada porque la propia Iglesia ha conferido al Cerro de los Angeles la categoría de santuario (igual que Covadonga) y ello implica que cualquier católico puede aspirar a. casarse allí, con independencia de cuál sea su parroquia de residencia.

Como la competencia es grande, hay que andar muy espabilado para conseguir día y hora para casarse en el Cerro. El plazo de inscripción se abre todos los primeros sábados de septiembre, y más de un novio (esta tarea, por tradición, le corresponde a los chicos) comienza a hacer premarital cola hasta dos días antes. Estos pretendientes que pasan un par de noches al raso en las afueras de la ciudad argumentan, sin perder el humor, que la espera "merece la pena" por tratarse del "día más especial de su vida".