El Carabanchel reparte el botín con el Fuenlabrada

Los gallitos madrileños de la Segunda B, Carabanchel y Fuenlabrada, mostraron ayer una planta bien poco majestuosa Clueca, casi sería mejor decir. Lo que se prometía un encuentro intenso y emocionante quedó reducido a un reparto acordado del botín: un puntito para Cada uno. Con semejante panorama, mucha casualidad sería que a la pelota le diera por colarse en esos rectangulitos que hay en los extremos del campo y que, lejos de la función decorativa ayer adjudicada sirven, que diría la canción, para 11 entrar goles". Como era de prever, no sonó la flauta por ninguno de los dos bandos.Y eso que el en teoría todopoderoso Fuenla se encontró con el partido de cara cuando, a los 17 minutos, el árbitro mandó a la ducha a Olaf en una muy rigurosa interpretación de una falta sobre Javi Sanz. Podía pensarse que los visitantes aprovecharían para trenzar el juego, valerse de la técnica de Juan Padilla o Pedro Aguado e intentar llevarse los tres puntos. Nada de eso sucedió. La sutil táctica del Fuenlabrada consistió, una vez tras otra, en aproximarse a la divisoria y arrear un zapatazo.

Por lo que respecta al Carabanchel, agazapado tras la expulsión, no llegó siquiera a plantearse la posibilidad de pasar del empate. Y así acabó la cosa.