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Telefónica perderá un negocio de 100.000 millones en 1997 si no entra en Unisource

Xavier Vidal-Folch

Telefónica calcula que perderá un negocio de unos 100.000 millones de pesetas en 1997 si el Gobierno no acelera la liberalización de las telecomunicaciones y, en consecuencia, la Comisión prohibe su participación en el consorcio Unisource. La compañía mantiene un pulso con el Gobierno para queliberalice. Le apoya el comisario de la Competencia, Karel Van Miert, quien apremió ayer al ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, para que la liberalización sea efectiva en el primer semestre de 1998. Fomento recordó ayer que liberalizará el mercado en 1999, renunciando a parte del periodo de prórroga que tiene.

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El presidente de la Telefónica, Juan Villalonga, mantiene una singular batalla con el Gobierno para lograr que se comprometa ante Bruselas a la total liberaliza ción del sector siguiendo el calen dario de Bruselas. Y es que si el Gobierno no cede, Van Miert prohibirá la participación de Tele fónica en el consorcio europeo Unisource, como le dijo personal mente a Arias-Salgado el pasado 9 de octubre y le reiteró ayer en una apremiante carta. El comisario da por buena la intención del Gobierno de iniciar la liberalización -renunciando a la excepción de cinco años de que dispone- en enero de 1998. Pero se opone rotundamente al calen dario "escalonado" que propone Arias-Salgado, que supondría aplazar la liberalización efectiva completa del otorgamiento de licencias hasta octubre de 1999.

Complicaciones jurídicas

El titular de Fomento alegó las complicaciones jurídicas como única causa para obtener ese amplio plazo. Pero Van Miert le exige en su carta que la libertad efectiva se aplique dentro del primer semestre de 1998. Medios de la Comisión consideran, en privado, que el argumento jurídico es sólo "una excusa" para obtener un período en el que se con solide el segundo operador, en torno a Retevisión, y consagrar así un duopolio que consideran "negativo para la competencia" y "sesgado de favoritismo a de terminados grupos financieros".

La presión de Van Miert se redobla por la del influyente titular de Comercio, el británico Leon Brittan, quien debe presentar una buena oferta, antes de mitad de noviembre, en las negociaciones para la liberalización mundial de telecomunicaciones ante la OMC. La Unión Europea (UE) y EE UU acordaron actuar coordinadamente en este asunto. España, que constituye el quinto mercado de telecomunicaciones, es el único gran obstáculo para redondear el paquete europeo en esa negociación, aunque queda algún otro fleco menor pendiente.También España es el último obstáculo para la aprobación de Unisource, el consorcio europeo formado por Telefónica a partes iguales con las telefónicas de Suecia, Suiza y Holanda. Los expedientes de esos tres socios están ya 1inipios" en Bruselas. Tras aprobarse Unisource, si se aprueba, deberá bendecirse su alianza con ATT, Uniworld (que pronto se rebautizará como ATT & Unisource), a razón de un 60% del capital en manos de los europeos y un 40% de los norteamericanos.Villalonga ha evaluado en sus contactos comunitarios que si el Gobierno se niega a liberalizar y por tanto Bruselas impide la entrada de Telefónica en Unisource, aquella perderá en 1997 una facturación de cerca de 100.000 millones, aparte del eventual revés en la cotización de la compañía. El cálculo se basa en que Unisource está operando ya -aunque a título provisional en varios países. Su facturación en los últimos doce meses superó los mil millones de dólares -cerca de 130.000 millones-, con un crecimiento exponencial.

El mercado de la alianza son las grandes empresas multinacionales, a las que ofrece servicios de voz para grupos cerrados (es decir, de uso interno) y de datos. Pronto les añadirá, otros servicios avanzados (Internet; integración de sistemas; y outsourcing, o gestión completa de equipos informáticos y de comunicaciones). El problema para Telefónica es que si se ve desbancada del proyecto, no sólo perderá acceso a mercados potenciales decisivos. Se arriesga también a ceder parte de su mercado consolidado, las filiales españolas de las grandes multinacionales, puesto que éstas contratan ya con una sola entidad la gestión de sus comunicaciones a nivel mundial.

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