Comparación incomparable
Cuando la mayoría de las mujeres de Kabul, deseando complacer a los talibanes, viste el burka, o cuando la mayoría de las mujeres iraníes, deseando complacer a los ayatolás, viste el chador, o cuando la mayoría de las mujeres islámicas, deseando complacer a otros hombres, se ven obligadas a cubrirse al menos la cara, es porque detrás hay una imposición que, en el mejor de los casos, le puede costar una severa reprimenda, y en el peor, la muerte. Las opciones intermedias pasan por los insultos, los apaleamientos. Por supuesto que las obligaciones de las mujeres islámicas no pasan sólo por ahí, y la mayoría de ellas son restrictivas. No es ésta la situación de la comandante zapatista Ramona ni de otras guerrilleras del mismo grupo, incluidas en la categoría de tapadas por Josefina Maestre, en carta al director del 16 de octubre. Si los y las zapatistas han elegido libremente cubrirse la cara con pasamontañas es más por razones publicitarias que de seguridad. Los servicios de información de Méxicoconocen perfectamente la identidad de las Ramonas y los Marcos, y sólo el rédito que pueden obtener en materia de propaganda es lo que hace que sigan tapándose la cara. Extremar una comparación incomparable lo único que logra es deslegitimar lo justo que puede haber detrás de las reivindicaciones de unas y otras mujeres.-
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