La Iglesia católica 'apoya' el programa de los laboristas
El cardenal Basil Hume, máxima jerarquía de los católicos en Inglaterra y País de Gales, lo negó rotundamente, pero el documento sobre doctrina social de la Iglesia hecho público ayer en Londres presenta coincidencias asombrosas con algunos puntos esenciales del programa del Partido Laborista (PL). En el texto de 13.000 palabras, elaborado con todas las sutilezas del lenguaje clerical, la jerarquía católica británica se pronuncia veladamente a favor de un salario mínimo, otorga un papel positivo al movimiento sindical y adopta un tono amistoso hacia la Unión Europea.
Varios ministros conservadores salieron al paso del documento, calificado de sectario por algún diputado tory. El texto recibió el apoyo de la Iglesia de Inglaterra.El documento, titulado El bien común y la doctrina social de la Iglesia, ha merecido críticas de partidismo no sólo por su contenido, sino por lo insólito de su presentación a siete meses de la próxima consulta electoral. En él, el clero católico revisa el estado actual de la sociedad británica y se pronuncia sobre temas de interés general que están siendo debatidos por los partidos políticos, además de cuestiones de moral cristiana como el derecho a la vida y a la libertad.
El balance no es precisamente favorable a la acción del Gobierno. "La falta de confianza en el bien común ha desembocado en el pesimismo de la sociedad británica", dice el documento, cuyo propósito es ofrecer a los más de cuatro millones de católicos británicos una guía moral con "las condiciones mínimas necesarias para lograr una sociedad justa y próspera". La fecha de publicación no puede ser más oportuna y neutral, según el cardenal Hume.
Golpe a los 'tories'
El texto, que será distribuido entre las 3.500 parroquias católicas del país, ataca la filosofia que ha dirigido el desarrollo económico durante los 17 años de Gobierno conservador en una sola frase: "No es moralmente aceptable tratar de reducir el desempleo por la vía de autorizar salarios tan bajos que no permiten a los trabajadores mantener un nivel de vida decente".La ministra de Educación y Empleo, Gillian Shephard, y el ministro de Hacienda, Kenneth Clarke, defendieron la justeza de la política conservadora insistiendo en que fijar un salario mínimo tendría pésimas consecuencias para el empleo.
No es ésta la opinión de los obispos, para quienes el legado del thatcherismo se ha traducido en un agigantamiento de las distancias entre pobres y ricos en la sociedad británica, en la que los trabajadores son tratados como mera mercancía.
David Konstant, obispo de Leeds y presidente de la Conferencia Episcopal, intentó desdramatizar el impacto del documento. "Lo que la Iglesia pretende, entre otras cosas, es contribuir al debate social sobre una serie de temas importantes, en vísperas de las próximas elecciones", dijo.
Las críticas de la Iglesia católica -que ayer recibieron el respaldo del arzobispo de Canterbury, George Carey, máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra- al capitalismo liberal tory coinciden con un rebrote de la religiosidad en todo el país. El espíritu cristiano está de moda en la política, quizá como consecuencia del impacto de los discursos de corte evangélico del laborista Tony Blair.
Un libro que explora las creencias de los dirigentes (Belief in Politics) revela que desde el primer ministro, John Major, hasta el líder Liberal Demócrata, Paddy Ashdown buscan consuelo, guía y apoyo moral en un Dios cristiano.
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