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Los talibanes, dispuestos a un alto el fuego incondicional

ENVIADO ESPECIALLos talibanes que conquistaron Kabul hace tres semanas se declararon ayer dispuestos a aceptar un alto el fuego incondicional que permita un inmediato intercambio de prisioneros y el inicio de negociaciones sobre el futuro de Afganistán. Sus enemigos, agrupados en el llamado Consejo de Defensa de la Patria -que engloba el Ejército, bajo el mando del general Ahmed Sha Masud, del derrocado Gobierno, las fuerzas del señor de la guerra uzbeko Abdul Rashid Dostum y las guerrillas de otros dos partidos menores: el shií Hezbi Wahdat y el moderado Frente Nacional Islámico de pir Ahmed Gailani-, insistieron en la desmilitarización de Kabul como condición para el alto el fuego.

Mientras tanto, continuaron los combates en toda su intensidad en las inmediaciones de la capital afgana. Según los talibanes recuperaron la aldea de Kalakan, 25 kilómetros al norte de Kabul, pero no hay constancia de ello. Por el contrario, testigos presenciales aseguran que las fuerzas de Masud avanzaron sus posiciones cinco kilómetros más respecto al domingo.

"Estamos dispuestos a un alto el fuego. Todo depende de lo que quiera el otro lado. Para nosotros, éste debe de ir acompañado de un intercambio de prisioneros y de la posterior apertura de negociaciones" sobre el futuro de la nación, declaró Amir Jan Mutaqi, ministro de Información y Cultura del régimen talibán..

El ministro del Interior paquistaní, Nasirulá Babar, que media entre los ultraislamistas talibanes y Dostum, reconoció que había fracasado su intento de acallar las armas al mediodía de ayer, hora local (9.30, hora peninsular española). El señor de la guerra uzbeko, antiguo general del régimen procomunista de Najibulá, aliado de Masud para derrocar a ése, enemigo de Masud desde que intentó un golpe de Estado contra el presidente Burhanudin Rabani y se refugió en seis provincias del norte del país y, de nuevo, al lado de Masud para impedir el triunfo de los talibanes, señaló, sin embargo, que espera que "en dos días" pueda alcanzarse un acuerdo completo sobre el alto el fuego, el intercambio de prisioneros, la evacuación de todas las fuerzas armadas de Kabul y la creación de un Ejército que reúna a todas las fuerzas afganas.

Aunque las negociaciones no son fáciles -Masud, desde su cuartel general en Jabal-os-Siraj, se manifestó pesimista al respecto-, ya el hecho de que los combatientes acepten la evidencia de que el país está de hecho dividido en tres partes y ninguno tiene fuerzas para alterar el reparto se puede interpretar como un pequeño triunfo. Los sufridos habitantes de Afganistán se han alegrado con sólo escuchar las cruzadas propuestas de alto el fuego.

Pero en la sureña ciudad de Kandahar, donde los ultraislamistas estudiantes tienen su feudo, hubo manifestaciones contrarias a aceptar un alto el fuego incondicional. El portavoz tafibán Sayed Mohammed Haqani señaló que el mando talibán quiere que una comisión de 12 hombres vigile la tregua. De ellos, seis deben de ser talibanes, y los otros, de los restantes partidos. Haqani insistió en que la tregua debe de ir acompañada del intercambio de prisioneros, ya que en los combates de hace 10 días en la norteña ciudad de Charikar, las fuerzas de El León del Panshir capturaron a más de medio millar de talibanes.Ayer mismo llegó a Kabul el enviado de la ONU Norbert Holl para tratar de impulsar el alto el fuego, pero su avión aterrizó al mismo tiempo que estallaban en el aeropuerto tres cohetes lanzados por los hombres de Masud, lo que hizo poner en duda las intenciones pacificado ras de El León del Panshir. A Kabul se desplazó también el paquistaní Babar para exponer al Gobierno talibán sus conversaciones con Dostum.

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