CAROLINA CAZÓ PERDIZ
Carolina de Mónaco y su padre, Rainiero, descubrieron el pasado fin de semana la belleza salvaje del otoño extremeño, y lo hicieron cazando perdices en la finca Las Golondrinas, un verdadero paraíso cinegético, propiedad del conde de Tres Palacios, que explota Fernando Bustamante, anfitrión de los Grimaldi. Carolina, muy delgada, lánguido y melancólico el rostro y cubriendo permanentemente la cabeza con un pañuelo al estilo bucanero, calzó botas monteras y aparejos de caza para disfrutar de las apacibles jornadas extremeñas en esta dehesa de 500 hectáreas, situada en el término municipal de Torremocha, a 18 kilómetros de Cáceres. Un regusto que siempre ha sido de aristocracia y burguesía, y que ha tenido más de un contencioso por quítame allá un cepo o una valla. No es la primera vez que los Grimaldi visitan Extremadura. Rainiero y la fallecida Grace Kelly ya estuvieron en Cáceres hace 20 años, invitados por el padre de Fernando Bustamante, Alfonso Díaz de Bustamante y Quijano, quien fuera marido de la fallecida Rocío Falcó y Fernández de Córdoba, duquesa de Berandebille. De lo que ocurrió en el interior de la explotación, que posee un hermoso cortijo (palacio le llaman en el entorno), iglesia y escuela, poco se sabe porque todo son rumores: que la princesa realizó tres ojeos, que se abatieron cientos de perdices, que estaba hermosa pero melancólica, que en plena mancha, al mediodía, se escucharon sevillanas y fandangos en vivo con el grupo Voces de las Marismas. Se conoce también que Carolina disparó, que posiblemente comió perdices, pero nadie apuesta si fue feliz o no.-
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