_
_
_
_

Anguita prepara su "retirada ordenada" de la dirección ejecutiva de Izquierda Unida y del PCE

Cansado y harto. Julio Anguita, coordinador general de IU y secretario general del PCE, que cumple 55 años en noviembre, ha anunciado a sus más directos colaboradores que quiere retirarse de las tareas ejecutivas. Sólo le frena, según ha confesado, que con su marcha "se abra un proceso de navajeo en IU y en el PCE".

Más información
Una sucesión díficil

Son el cansancio, la hartura y presiones del entorno familiar lo que le ha llevado a Julio Anguita a plantearse abandonar las responsabilidades ejecutivas en IU y en el PCE. No es para irse a Ganímedes, como dice con humor su guiñol de Canal +, pero por primera vez Anguita se ha marcado un calendario para una retirada ordenada y tranquila". En el 2000 -fecha de las próximas legislativas- Anguíta no será ya el máximo dirigente, aunque se presente como el candidato a la presidencia.Para entonces, probablemente ya no sería secretario general del PCE y tampoco coordinador general de IU. Algunos sectores han planteado a Anguita crear la figura de presidente en IU, que le separara de lo más duro de las tareas ejecutivas. Anguita no dice ni que sí ni que no. Y no contestó a las reiteradas llamadas de este periódico. Pero en los últimos días ha hablado -incluso a gentes fuera de la organización- de retiro. No como respuesta airada a los navajazos que acechan por los pasillos de General Rodrigo -sede de IU- o de Marqués de Monteagudo -sede del PCE-, sino como culminación de una reflexión personal. El dirigente comunista ha ido pidiendo opiniones, buscando fórmulas para un relevo sin traumas. En teoría, la sucesión en el PCE quedó cerrada en el XIV Congreso, en julio de 1995. Aniguita anunció que era su última reelección y que Francisco Frutos tampoco volvería a presentarse. Felipe Alcaraz era el sucesor. Ni un problema entonces. Pero ni en el amor ni en la política hay decisiones que aguanten cuatro años. Los planes sucesorios se han torcido. Según las confidencias que Anguita ha hecho a sus más fieles, lo único que la frena para abandonar la máxima responsabilidad es la situación de "navajeo" existente en el PCE. Y la lucha por el poder que abra su marcha. El partido comunista, con escasa actividad en Ios últimos años, ha ido reclamando cada vez más parcelas de poder dentro de IU. En ello ha tenido mucho que ver que Julio Anguita -hace unos años dispuesto a mantener dormido al partido-, por imposibilidad de cubrir todos los frentes, haya ido dejando en manos de Francisco Frutos la organización.

Sobre Anguita presionan, además, otras razones. Y no es la menos importante, la personal. A sus deseos de vivir en Córdoba han venido a sumarse los de su compañera, Juana Molina, cansada de una vida en Madrid en la que Anguita está continuamente atado a agotadores programas de viajes de fin de semana.

Para hacer la vida más cómoda a su líder, los dirigentes de Izquierda Unida se han embarcado en la búsqueda de una nueva vivienda -un chalé en una zona residencial- que haga más atractiva la estancia en Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_