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FÚTBOL OCTAVA JORNADA DE LIGA

El Deportivo resiste el ritmo

Los coruñeses vencen a un Espanyol que planteó muchas dificultades

Xosé Hermida

El Deportivo se ha instalado en el pelotón de cabeza y aguanta el ritmo sin forzarse demasiado. Anoche se encontró con un partido sobre el que ejerció mucho menos autoridad de lo que cabía esperar pero, entre los errores ajenos y los destellos propios, acabó resolviendo la papeleta y al final hasta le sobró media hora. El Espanyol amenazó mucho en la primera parte. Se fue a la caseta con la miel del gol derritiéndose en los labios y la sensación de que tenía al Deportivo atrapado en la red. Todo un espejismo. Una acción de Martins -otra vez el mejor blanquiazul- permitió a Rivaldo seguir mejorando su balance goleador y un monumental error de Toni sepultó definitivamente al Espanyol.Se dejó llevar el Deportivo por un trote como cansino, una especie de sensación de apatía general, producto más del escaso dinamismo del juego colectivo que de una improbable actitud indolente de los futbolistas. Y que seguramente tuvo también mucho que ver con la mala noche de Mauro Silva, el espinazo del equipo, recién llegado de una extenuante excursión por Brasil para ayudar a Ronaldo a golear a Lituania. De ese modo, el Deportivo, que empezó el encuentro como amo absoluto del balón, fue difuminándose sin remedio según avanzó la noche y salvó el cuello en el minuto final de la primera parte gracias a los reflejos de Songo'o para atrapar un cabezazo de Benítez.

Toshack dispone de una panoplia de futbolistas extraordinarios, gente como Rivaldo que cada vez que toca el cuero ofrece un recital inagotable de detalles técnicos. Pero el equipo parece aún un falto de una identidad colectiva reconocible: ni es carne ni pescado. No juega al contragolpe y tampoco abiertamente al ataque. Presiona y achica poco, y combina fragmentos muy brillantes con ausencias un tanto misteriosas. De todo ello se aprovechó el Espanyol, que había salido con la clara de voluntad de ceder la iniciativa al contrario y mediada la primera parte se encontró con que el timón del encuentro había caído en sus manos. El conjunto de Carcelén mantiene las grandes virtudes colectivas de la época de Camacho aunque sin la contundencia de entonces. Si Carcelén se queja de que le faltan arietes, el partido de anoche lo cargó de razones porque la mayoría de las maniobras de su equipo se descompusieron al traspasar la frontera del área.

Cuando peor parecían pintar las cosas para el Deportivo, se le abrió el camino del triunfo con una facilidad desconcertante. Primero fue un despiste defensivo del Espanyol, recién inaugurada la segunda parte, que permitió la conexión entre los dos mejores futbolistas locales, Martins y Rivaldo. El francés se pegó el balón a la bota, se coló en el área hasta la línea de fondo y regaló el gol a un solitario Rivaldo. El segundo gol fue gentileza de Toni, que se tragó estrepitosamente un remate de Madar potente pero apenas colocado. Tras la cantada, Toshack tomó toda clase de precauciones y aumentó la nómina de futbolistas defensivos con Bonnissel y Alfredo. Ni lo hubiese necesitado porque el Espanyol cesó de inmediato en las hostilidades. A falta de gente con gol, Carcelén recurrió a Aldana como delantero centro, pero la salida del ex-deportivista apenas sirvió para regalarle la calurosa acogida del público. Visto así, al final hasta pareció sencillo.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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