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Principio de acuerdo para que Abraham Olano corra en Banesto el próximo año

Carlos Arribas

El triunfo de Johan Museeuw (Mapei) en el Mundial el pasado domingo aparece como el factor determinante para que el patrón del equipo italiano, Giorgio Squinzi, acceda por fin a conceder la libertad a Abraham Olano, con lo cual se relanza la posibilidad de que el ciclista guipuzcoano fiche por el Banesto. Este fin de semana, José Miguel Echávarri se reunirá con Squinzi para hacerse con la carta de libertad de Olano, después de haber Regado en los últimos días a un principio de acuerdo con el patrón italiano. El cierre del asunto Olano coincide en el tiempo con la publicitada reunión de Miguel Induráin con los responsables del equipo ONCE, una circunstancia que ha provocado la preocupación de los rectores del banco, aunque el propio Induráin señalara ayer: "Asistí a la cita simplemente por cortesía".

El acuerdo entre Squinzi y Echávarri, director del Banesto, es prácticamente total y se plasmará posiblemente mañana. Abraham Olano deberá pagar una cifra que no se quiere revelar, pero que rondaría los 50 millones de pesetas, a cambio de quedar desvinculado del contrato que le liga con el Mapei hasta diciembre de 1998. Esa cantidad corresponde al descenso de ingresos publicitarios -lo aportado por los proveedores de bicicletas, ropa y demás accesorios- que sufrirá el equipo italiano con la baja de Olano. Echávarri en persona se haría cargo de ese dinero, con la intención de posteriormente hablar con Banesto para que asumiera ese pago.El acuerdo entre Olano y Echávarri, total en lo que respecta a su contrato, se encontrará entonces libre de trabas para plasmarse en un contrato. Sin embargo, está previsto que Olano no firme su compromiso con el Banesto hasta enero de 1997 para eludir las exigencias del anterior representante del ciclista. Olano rompió hace tiempo con Marc Vibert, pero el agente suizo tenía estipulado cobrar su correspondiente comisión por los posibles contratos que el guipuzcoano firmara en 1996.

Aun cumpliéndose el calendario previsto, el culebrón Olano, que se arrastra desde el mes de julio, no estaría cerrado del todo. Juan Fernández, aún director del Mapei, tiene en su poder otra cesión de la libertad de Olano firmada por Squinzi con la condición de que con ella Fernández formara otro equipo. El ciclista, incluso, firmó un contrato que le vinculaba a ese proyectoo apadrinado por Unipublic, la empresa organizadora de la Vuelta. Aunque Olano posteriormente consideró ese compromiso papel mojado y dejó clara su voluntad de no seguir adelante con el técnico vitoriano, Fernández no ha descartado la posibilidad de hacer valer ambos documentos. Si eso se produjera, tendría que abrirse una nueva negociación para desbloquear finalmente el conflicto.

Sin embargo, un dolor de cabeza más fuerte que el producido por la complicadas negociaciones del fichaje de Olano preocupa en estos momentos a los dirigentes del Banesto: las decisiones de Miguel Induráin sobre su futuro. "La decisión primordial y más difícil será la de retirarse o no", explica una de las personas más próximas al ciclista. "Será decidir si hace 35.000 kilómetros más y si sigue un año más alejado de la familia, una de las fuerzas que más le tiran ahora. Después, si sigue, decidir en qué equipo será fácil". Públicamente, Induráin no ha querido aún desvelar cuál es su decisión. Los técnicos y dirigentes del Banesto tampoco la conocen. En ese contexto, la reunión y cena que mantuvo el ciclista navarro, acompañado de su médico, Sabino Padilla, con los rectores del ONCE, Manolo Sáiz y Pablo Antón, el pasado martes en Vitoria, cobra casi un carácter de crisis dentro del equipo en el que ha corrido los últimos 12 años.

Aunque Echávarri trata de quitar hierro al asunto -"Induráin ya me avisó el pasado jueves de que se iba a reunir con la ONCE y después me informó de lo hablado en la reunión"-, la publicidad que ha tenido la cita, muy lejana al secretismo con que suelen tratarse esos asuntos, la condición de rival directo del equipo de Manolo Sáiz y la lectura del propio Sáiz sobre la conversación -"veo a Induráin con ganas de seguir un año más"-, han sentado mal en una entidad que hace poco le ofreció públicamente al navarro un cargo vitalicio.

Los que echan cuentas no han perdido, además, la oportunidad de recordar que es la segunda vez en poco tiempo que Induráin "saca los pies del tiesto" en su siempre discretas relaciones con su equipo de toda la vida. En agosto, el navarro declaró públicamente que corría la Vuelta contra su voluntad. La interpretación del mundillo ciclista es clara: algo no funciona dentro del equipo que condujo a Induráin a sus cinco Tours. Induráin ya vuela solo y sus consejeros ya no son sus directores.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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