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CICLISMO / CAMPEONATO DEL MUNDO

El belga que ganó por su mujer

Carlos Arribas

La víspera de que comenzara el último Tour, el Mapei convocó una conferencia de prensa. Acudieron Museeuw, Rominger y Olano. Los periodistas se lanzaron a por el suizo y el español. Ni una sola pregunta se le hizo al belga, que aburrido y deconcertado se levantó de la mesa a la mitad y se largó. Igual que no pintaba mucho en la presentación, el hombre que dio ayer a Bélgica su 24º Mundial también fue un pulpo en un garage durante la carrera. Ni se metió en un sprint. Tan bajo de moral estaba el hombre, que quiso abandonar antes de que se acabara, pero el director le dijo que no lo hiciera: el Mapei era el único equipo que podía terminar la carrera con todos los corredores. Así es el nuevo campeón del mundo: individualista, sensible y solidario.Museeuw es individualista porque el suyo es el caso del ciclista que quiso trascender de su destino. Llamado a ser un sprinter más de los que salen por docenas de la llana Bélgica, Museeuw se rebeló: sería algo más. No sería un nuevo Merckx, pero tampoco un tuercebotas alimentado en kermesses. Lo suyo eran las grandes clásicas. Para ello se tuvo que buscar la vida y acabó en un equipo italiano.

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Solidario lo es en sus declaraciones. "Yo sólo salí para ayudar a Axel Merckx", dijo tras ganar. "Pero en esta carrera se trataba de actuar antes que de contraatacar. Me metí en la escapada y pude resolver".

Tras terminar la París-Tours, la clásica en la que confirmó su triunfo por segundo año consecutivo en la Copa del Mundo, Johan Musceuw tuvo una crisis de sensibilidad. "Dejo el ciclismo", dijo. "No aguanto más este mundo". Sin mencionarlo, Museeuw se refería al extraño mundo del nuevo ciclismo: corredores-guadiana por todas partes. Inesperados bajones y más inesperados crescendos en demasiados corredores. Temporada larguísima para los ciclistas viejos. Sin embargo, supo hallar un compromiso con su sensibilidad. "Mi mujer me convenció de que debía seguir". Así que el campeón de Bélgica ganó el Mundial por su mujer.

Los italianos se sonríen. No olvidan el desenlace de la París-Roubaix. Tres mapeis escapados: dos italianos (Tafi y Bortolami) y Museeuw. El patrón, italiano, ordenó que ganara el belga. Así que, según ellos, Museeuw ni es sensible ni es solidario. Es un individualista pesetero y envidioso. "Eso de que se retiraba lo montó sólo para negociar un contrato mejor con el mapei", sentencia un periodista italiano.

Sin embargo, visto el resultado del Mundial -la octava gran clásica en el historial de Museeuw: dos Tours de Flandes, una París-Roubaix, dos campeonatos de Zúrich, una París-Tours y una Amstel Gold Race-, no queda claro quién es más envidioso.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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