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FÚTBOL EXTRANJERO

Maradona se pierde el cumpleaños de su representante en la cárcel

Las grabaciones de Coppola ponen en duda los controles antidoping

Guillermo Coppola, el representante de Diego Maradona, no olvidará jamás el sábado 12 de octubre, día en que cumplió 49 años. Desde el interior de la cárcel de Dolores, 200 kilómetros al sur de Buenos Aires, donde permanece en prisión por orden del juez que inició la investigación de una red de traficantes de drogas prohibidas, habrá oído el escándalo que produjo en los alrededores la llegada de Maradona. La modesta fiesta, con torta y bocadillos, que tenía previsto celebrar en el pequeño salón donde se recibe a las visitas, se canceló porque el principal invitado no pudo entrar y porque el novio de su hija también fue detenido en cuanto se presentó a la guardia del penal. Maradona, al fin, pudo ver a su agente ayer.El aspirante a "rico y, famoso" Mario Dobronich, de unos 30 años, novio de Natalia Coppola, hija de Guillermo, tenía una orden de captura desde hace seis meses por falsificar un documento que le permitió importar un coche sin pagar impuestos. El juez Julio Cruciani, enterado de que sería uno de los que visitarían a Coppola, se presentó en la prisión y dio orden a la policía de que le detuvieran en cuanto pasara por la guardia de control.

En ese momento se acercaba a la, cárcel la camioneta negra, de cristales oscuros, que conducía Diego Maradona, acompañado por Claudia Villafañe, su esposa.

Los periodistas habían montado operativos para seguir el coche del jugador como si fuera el participante de un rally. Se sabía a qué hora había salido de su casa y también a qué hora había pasado por la estación de peaje de la ruta. La multitud desbordó el control policial, se abalanzó sobre la camioneta. y obligó a Maradona primero, a detenerse, luego a retroceder y, finalmente, a tratar de huir como pudiera. El coche era empujado hacia atrás al grito de: "Maradonda/Maradona". En su espantada hacia la ruta, Maradona estuvo a punto de chocar con el automóvil marca BMW, de propiedad de Guillermo Coppola, que en ese momento conducía Sonia Brucki, la actual esposa del representante del jugador. La mujer pudo entrar a la cárcel para visitar a su marido y, una vez dentro, se enteró de que también debía consolar al novio de la hija de su esposo. A su vez,la hija tuvo una crisis nerviosa. Cuando todos se marcharon, Guillermo Coppola volvió a llorar como lo había hecho la primera noche en prisión. Un funcionario de la cárcel dijo que el detenido estaba bajo control médico porque se temía que padeciera de "un síndrome de abstinencia", al cortar el consumo de cocaína.

Las continuas filtraciones del expediente a la prensa revelan que hay suficientes pruebas para condenar a Guillermo Coppola por delitos considerados graves. En relación con Maradona, las conversaciones grabadas sugieren que el jugador disputó algunos partidos del último torneo después de haber consumido cocaína en fiestas íntimas. Coppola y el cuñado de Maradona se habrían encargado de darle pastillas para eludir los controles antidopaje y, en algún caso, de hacer desaparecer los frascos con la orina. El juez Bernasconi, que lleva el proceso contra Coppola, no va a citar a Maradona pero ha entregado la transcripción de las cintas grabadas al juez encargado de investigar las denuncias sobre supuestas irregularidades en los controles antidopajes que se realizan después de los partidos oficiales de la Liga.

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