Una sala de la Audiencia se reforma para que el jurado pueda ver al acusado en el primer juicio
Los albañiles han trabajado a destajo desde el miércoles para mejorar la visibilidad en la sala cero de la Audiencia Provincial, donde el lunes se celebrará el primer juicio con jurado popular de Madrid. Los obreros, por encargo del magistrado-presidente del tribunal, José Luis Calvo Cabello, han reducido el grosor de dos orondas columnas que dificultaban la visión desde las sillas del estrado destinadas al jurado. Sus miembros (nueve personas) deben sentenciar la culpabilidad o inocencia de un hombre acusado de matar a su esposa en enero asado. De los 36 candidatos a jurado seleccionados inicialmente 11 quedaron excluidos el jueves, durante una vista celebrada en la audiencia.
Algunos fueron recusados por las partes (el fiscal y la defensa), y otros -como una estudiante que alegó una objeción moral y un ama de casa que adujo problemas familiares suplicaron ser excusados. "Me puedo poner a llorar en medio del juicio", adujo la estudiante, de 21 años. En su ímpetu por convencer al presidente y a las partes de que no debía formar parte del jurado, la estudiante subrayó que ella no era "nadie para juzgar a otra persona". También argumentó que sentía miedo ante la posibilidad de "ir sola de noche por la calle" y toparse con el acusado.El ama de casa, por su parte, expuso que su estado emocional -"estoy en trámites de separación y tengo a mi cargo dos hijos de 15 y 13 años", explicó- le impedía juzgar con la serenidad necesaria. La fiscal del caso rechazó los argumentos de ambas candidatas, a diferencia del abogado defensor, José Antonio Moreno. El magistrado-presidente aceptó los argumentos y excluyó a ambas candidatas.
"Cambio de actitud"
El letrado Moreno advirtió ayer: "El jurado debe suponer un cambio de actitud en las partes, acostumbradas antes a tratar sólo con magistrados y profesionales del derecho. A partir de ahora tendrán que tratar también con ciudadanos que vienen aquí a ejercer su derecho constitucional".Aparte de estas dos candidatas, también fueron apartadas el jueves (sin discrepancias entre las partes) otras nueve personas. Pero no todo han sido negativas. De entre los 36 seleccionados inicialmente también los hay que han aceptado participar pese a que, con la ley en la mano, podían haberse autoexcluido. Se trata de varios mayores de 65 años barrera que les permite -si lo desean- apartarse automáticamente del jurado.
Tras este primer filtro quedan, pues, 25 candidatos. El lunes, antes del inicio de la vista, se producirá otra selección, hasta que queden los 11 definitivos. Las partes efectuarán preguntas a los jurados y recusarán a los que deseen. Pero para que se haga este último filtro y la vista se pueda desarrollar, es preciso que el lunes acudan a la sala un mínimo de 20 candidatos.
Antes del veredicto definitivo, los nueve miembros del jurado deberán "jurar o prometer el cargo" y responder -"sin odios ni afectos", dice la ley- a un formulario de preguntas sobre los hechos que les planteará el magistrado-presidente. En esas respuestas se basará para redactar la sentencia definitiva.
Todo acabará cuando el jurado emita su veredicto, al que se llegará por mayoría de votos. Su labor es sentenciar si Luis Sanz Sacristán (acusado de matar a su esposa el pasado 21 de enero en la vivienda familiar, donde se encontraba también un hijo de 11 años) debe ir a la cárcel -como pretende el fiscal, que le pide 14 años de prisión-, o si debe ser internado durante tres años en un centro psiquiátrico, como reclama su abogado defensor.
La sede que posee en la actualidad la audiencia en la calle de Cartagena carece de una infraestructura adecuada para celebrar juicios con jurado, pero allí se celebrarán hasta junio de 1997, cuando está previsto que la Audiencia de Madrid se traslade a otro edificio, el doble de grande.
