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La Seda aplaza sus inversiones a la espera de encontrar socio industrial

La Seda de Barcelona ha decidido aplazar sus inversiones por valor de 6.000 millones. La empresa, con una plantilla de 1.500 trabajadores, pugna por su supervivencia después de cubrir una ampliación de capital de 2.000 millones de pesetas absorbida por pequeños accionistas. El grupo químico-textil sufre la ausencia de un socio de referencia después de que el holding presidido por Juan Abelló, Ibersuizas, no haya participado en la ampliación. La Seda registra pérdidas de explotación en todas sus divisiones.

El resultado negativo del tercer trimestre del año ha influido especialmente en la situación de crisis de la compañía química-textil. Las pérdidas más significativas de La Seda se registran en la filial, Catalana de Polímeros, SA, dedicada a la fabricación de plásticos PET, afectada por el hundimiento del precio de esta materia prima en el mercado internacional.Solucionado el litigio sobre la propiedad de La Seda, que desencadenó el abogado barcelonés Jacinto Soler Padró, la sociedad Catalana de Polímeros concentra la fabricación de PET que había de dar viabilidad industrial a La Seda. Esta misma filial sirvió además de cabeza de puente para el desembarco de un socio de referencia, concretamente Ibersuizas. Pero la operación diseñada inicialmente no se concretó. Ibersuizas se ha quedado finalmente como socio minoritario (20%) de la mencionada filial y no ha entrado en la ampliación de capital de 2.000 millones recién cubierta por La Seda con aportaciones de pequeños accionistas y por los propios empleados. Es más, Ibersuizas podría estar interesada en negociar la venta de esta participación, según una versión recogida en el entorno de La Seda, que no ha sido confirmada por la sociedad de cartera que preside el industrial Juan Abelló.En el repliegue de Ibersuizas ha influido el hecho de que en menos de un año, el precio del PET ha caído desde las 350 pesetas el kilogramo a 150 pesetas. Forzados por esta coyuntura negativa, los grandes productores internacionales de PET, como Dow Chemical y Rhône Poulenc, están ajustando sus capacidades productivas y paralizan la construcción de nuevas plantas industriales.

La Seda, por su parte, quiere atajar el problema desde la raíz: la empresa estudia aplazar la citada inversión de 6.000 millones de pesetas prevista en Catalana de Polímeros. Mientras que para las multinacionales el socavón del PET exige únicamente ralentizar proyectos, para La Seda esta crisis puede abrir un boquete en el patrimonio neto de la compañía.

Venta de activos

De hecho, este desgaste ya es un dato contrastado si se tiene en cuenta que La Seda está negociando la venta de activos inmobiliarios -entre ellos el solar de su filial IQA en Tarragona a una multinacional alemana por 2.000 millones- para presentar a final del ejercicio un sustancioso beneficio atípico, pese a registrar pérdidas en las divisiones de rayón y PET en El Prat de Llobregat (Baix Llobregat) y fibra en Alcalá de Henares (Madrid). "A través de la venta de lQA y gracias a las condonaciones de intereses de la deuda contraída con Hacienda y la Seguridad Social, La Seda tiene previsto presentar, a final de año, un beneficio bruto cercano a los 3.000 millones", señalan medios ejecutivos de la compañía.Este maquillaje contable, aunque abre un paréntesis de efímera tranquilidad, agranda una vía de agua en los activos de la empresa abierta hace dos años con las primeras desinversiones. El grupo químico-textil, que preside Rafael Español, intenta contrapesar esta realidad con el éxito de la reciente ampliación de capital de La Seda.

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