_
_
_
_

'La risa del la Luna' un mágico encuentro sin palabras

Una familia viaja hasta nuestro satélite para pasar un fin de semana. Ese es el arranque de La risa de la Luna, obra de Luis Matilla, dirigida por Agustín Iglesias, que, ¡ojo!, no esconde aventuras galácticas, sino una mirada al interior de una familia cualquiera, incapaz de abandonar sus hábitos ni siquiera ante el hecho extraordinario de estar en la Luna.Tan sólo el menor de sus miembros conserva intacta la capacidad de sorprenderse y disfrutar del encuentro mágico.

En realidad, el público. ve a tres. personas ataviadas con trajes espaciales que pisan, equipaje en mano, el suelo lunar. Poco a poco (no hay texto y, por tanto, el ejercicio de interpretar lo que está pasando es más lento, no porque sea menos claro, sino porque deja hueco a la duda) sabremos que se trata de una familia de tres miembros, padre, madre e hijo.

Es fácil descubrirlo por una serie de tics en el modo de relacionarse que los delata como padre-hijo, madre-hijo, o cónyuge-cónyuge.

Los niños lo adivinan sin necesidad de ayuda y eso contribuye a que el montaje funcione. No es una perogrullada. Un defecto corriente de nuestro teatro para niños es el exceso de evidencia, el modo grueso, sin matiz, en que se presenta la trama; un teatro, en definitiva, que se vende triturado para que el niño (tantas veces considerado tonto) no ejercite ni una pestaña en su masticación.

Esa falta de costumbre dificulta el ensayar, con éxito, nuevos lenguajes teatrales que primen el gesto, la música o el silencio frente a la palabra.Adultos zoquetes

En su primer montaje, El Rinoceronte Rojo lo hace. Y lo hace bien porque logra establecer comunicación. Los tres actores, en clave del mimo más cercano al cine mudo, consiguen arrancar sonrisas y alguna carcajada con la parodia del mundo adulto más zoquete que, en escena, resulta La risa de la Luna.

Si en aquél es el batacazo del policía (la autoridad) lo que provoca la carcajada, en La risa... es la pose del padre y la madre (autoridad también) empeñados en jugar al golf, hacer aerobic o ver la tele lo que los hace ridículos.

Sin embargo, de tener en cuenta la intención declarada de la compañía, quedan en el tintero, o al menos en un muy segundo plano, los aspectos poéticos del mundo interior del niño, frustradas las referencias oníricas.

En parte tiene la culpa un desequilibrio interpretativo que otorga falso protagonismo a la madre y pone el acento equivocado.

La risa de la Luna. Centro Cultural de la Villa, sala I (plaza de Colón, s/n). Domingos, hasta el 20 de octubre, a las 17.00. 600 pesetas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_