El Barça se queda seco

El Barça sabrá esta mañana quién será su próximo rival en la Recopa. Mejor así. Debe olvidar cuanto antes, por el bien de su salud mental, Chipre y la eliminatoria ante el AEK. Tiene que archivar el ridículo partido del exilio de Montjic y el de ayer en Larnaca. El Barca esta vez no sufrió: no da para más un equipo de artesanos y aficionados. Pero no deja de ser inquietante que un conjunto plagado de internacionales no fuera capaz de agujerear la portería de un club situado en las antípodas del azulgrana.El final de la historia se firmó en Barcelona: el Barça acabó viviendo de los dos goles que Ronaldo marcó hace 15 días en la montaña mágica. El AEK Larnaca quería pasar a la historia azulgrana. Sus delirios de grandeza se quedaron en eso, pero sí que al menos aportaron un dato para la reflexión en el Camp Nou. El grupo de Robson empieza a padecer una inquietante Ronaldodependencia. El brasileño marcó cinco de los seis últimos goles del Barça. Ayer no jugó y sus compañeros, quizás sufriendo el síndrome del rey de la samba, no llegaron, pese a las ocasiones, a acertar ante puerta.

.Robson llegó a Chipre con lo puesto: viajaron 17 jugadores y sólo 16 podían inscribirse en el acta. No había más. Ronaldo, omnipresente en todo, protagonista hasta en eso, resolvió el dilema. El brasileño se resintió de unas molestias en el pubis y acabó viendo el encuentro, junto a su madre, ataviada ayer con una bufanda azulgrana, desde el palco.

Fue el Barça en Larnaca un equipo lleno de parches. Sin Ronaldo, sin Guardiola y sin Sergi, fijos indiscutibles, Robson, poco amante de los cambios, tuvo que echar mano de la imginación y de la cantera. El técnico situó al proscrito Celades para actuar de lateral y colocó a Iván de la Peña de media punta. Los delanteros desaparecieron de la alineación. Robson renunció a Ronaldo, pero no a la samba. Y el partido fue un baile insufrible.