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"Nunca hemos hecho el amor", cuenta el obispo escocés fugado con su amante

Wright ha vendido su caso al dominical británico más 'amarillo'

La Iglesia católica de Escocia le considera un nuevo Judas, un traidor "deplorable" que por unos miles de libras ha arrastrado por el fango el nombre de la institución. Pero Roderick Wright, de 56 anos, padre de un hijo de 15 años y hasta el jueves pasado obispo de Argyll, se considera un simple mortal que ha sucumbido dos veces a las tentaciones de la carne y, al menos una, a la del dinero. A cambio de una suma no revelada -entre dos y 60 millones de pesetas, según las fuentes-, el ex obispo contaba ayer al dominical más amarillo de la prensa británica, el News of the World, su traumática experiencia de pecador y los pormenores de su relación platónica -"no ha habido sexo en nuestro amor", asegura- con la enfermera divorciada Kathleen MacPhee, de 41 años, con la que se fugó hace dos semanas."Nunca hemos hecho, el amor, ni siquiera dormimos en la misma cama. Nos abrazamos, pero no nos hemos besado en los labios. Todo lo más en la frente o en la mejilla", declara el antiguo prelado. Sin embargo, su amor definitivo por MacPhee, que creció cuando la enfermera divorciada batallaba contra el cáncer cervical, y sus deseos de casarse con ella

-cuando todo esto haya pasado"- le llevaron a abandonar la diócesis y presentar su dimisión.

News of the World insiste en la poco probable versión de que la entrevista se llevó a cabo la noche del sábado en Kendal, una pequeña localidad de Cumbria, al norte de Inglaterra, donde la pareja ha estado escondida durante todo este tiempo. A lo largo de cuatro páginas del periódico., sazonadas con abundantes imágenes del prelado, Wright se deshace en disculpas por todos los errores cometidos, en especial por no reconocer a su hijo Kevin, de 15 años.

Decisión con gambas

El ex obispo explica que durante años, desde que se sintió atraído por Kathleen hacia 1988, hasta su fuga, la pareja ha luchado en vano contra la fuerza de sus sentimientos. Tras el divorcio de MacPhee, en 1990, Wright prosiguió su camino ascendente en la jerarquía eclesiástica. En 1991 fue designado obispo, cargo que aceptó con serias dudas y en medio de una profunda crisis personal. "Descolgué el teléfono en tres ocasiones para rechazar el nombramiento, pero al final no lo hice", dice. Las dudas iban creciendo y en largas conversaciones ante una sencilla cena con vino tinto -"Roddy come de todo, pero le encantan sobre todo las gambas", explica Kathleen-, el sacerdote y la enfermera decidieron que había que acabar con la gran mentira."No es cierto que nos fugáramos. Yo tenía decidido renunciar a la diócesis de: la manera adecuada, entrevistándome con las autoridades de la, Iglesia. En la entrevista que mantuve les entregué una declaración en la que explicaba todas las circunstancias de mi dimisión como obispo, un cargo que nunca debí asumir. También revelé la historia de Kevin y mi amor por Kathleen". Para su sorpresa, la jerarquía calló durante cinco días, hasta que Joanna Whimbley, la madre de Kevin, se decidió a hablar.

El ex obispo aclara, no obstante, que en su vida sólo ha habido dos mujeres, la propia Joanna -con la que sí rompió sus votos de castidad- y Kathleen. Consciente de que su caso ha colocado a la Iglesia católica contra las cuerdas en el debatido tema del celibato, Wright no tiene empacho en declarar que la Iglesia no debe cambiar sus normas de la noche a la mañana "sólo por mí". "Es algo que llegará en su día, cuando la Iglesia así lo considere".

El periódico aseguraba ayer que el ex obispo y MacPhee habían aceptado hablar a cambio de una "modesta" suma de dinero que irá destinada a los tres hijos de ella. Por motivos no muy claros el hijo natural del obispo ha quedado fuera del trato.

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