Superado el síndrome
La paciencia. El Atlético necesitaba reafirmarse con una victoria. No sé si existe el síndrome de los ocho o nueve proyectos anteriores. La paciencia no es precisamente una virtud en esta casa. Volver a las andadas no sería apto para muchos. Sé que estoy dramatizando demasiado. El Atlético sin duda es otro. ¿Por qué se me pasarán estas cosas por la cabeza? Quizá necesite un filtro.Equilibrio. El Logroñés se convirtió en presa fácil para el Atlético. Cedió todo el campo y se generaron demasiados espacios a la hora de replegarse. Hay que mantener el equilibrio si se pretende atacar y defender con eficacia. Esto el Atlético lo hace francamente bien. Cuando el balón está en el área contraria la defensa atlética acompaña hasta el centro del campo.
Facilidades. El Atlético pronto se dio cuenta de las facilidades que le daba su oponente. Comenzó replegado pero la ineficacia del Logroñés le permitió irse hacia delante y recuperar el balón en las cercanías de Cedrún. Las ocasiones se sucedieron y como consecuencia llegaron los goles. Perfecto el segundo. El pase y la resolución.
Manel. Manel, que dispuso de cuatro ocasiones, no tuvo la fortuna de que sus disparos rebotaran en alguna pierna antes de llegar a Molina. Sin embargo, el domingo en Compostela tuvo la suerte de cara y pudo conseguir un gol que dio la victoria a su equipo sin merecerlo. Los goleadores siempre agradecen las ocasiones. Es la única manera de hacer goles. Sin ellas mal asunto.
En Primera. Jamás pensé que el Logroñés retornara tan rápidamente a la Primera División. Su limitada infraestructura y el desmantelamiento progresivo del equipo en estos últimos años así me lo hacía pensar. Lotina ha tenido que crearlo de nuevo. En el Numancia consiguió lo impensable. Mantener al Logroñés no será tan difícil.
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