El Logroñés arranca tres puntos de San Lázaro
La jugada tonta de la semana permitió al Logroñés llevarse tres puntos de San Lázaro cuando el equipo riojano sólo pensaba en obtener un empate ante un Compostela que fue víctima de su propia adrenalina. El error final que facilitó el gol de la victoria riojana fue la consecuencia casi lógica del juego alocado del Compostela durante casi todo el partido. El equipo local acabó perdiendo y con un hombre menos sobre el campo cuando había conseguido lo más difícil: ponerse por delante ante un rival teóricamente inferior. El juego a toda pastilla que hizo caer a los grandes en San Lázaro la temporada pasada se reveló esta vez ineficaz. El Logroñés puntuó por segunda vez fuera de casa y demostró que a pesar de ser un equipo joven sabe dejar los nervios en el vestuario. Lo contrario que el Compostela.El principio del partido no hacía presagiar lo que iba a suceder más tarde. Durante la primera media hora de juego apenas hubo ocasiones y los jugadores parecían respetarse más de lo debido. El Compostela cumplía con su obligación de atacar y el Logroñés se defendía sin agobios, a la espera de la oportunidad para lanzarse al contragolpe.
Pero justo antes del descanso se rompieron las hostilidades. Fabiano aprovechó una buena combinación con José Ramón para inaugurar el marcador y apenas cinco minutos después Pirri perdía la oportunidad de dar a su equipo una ventaja casi decisiva. El Compostela acabó pagando caro el error. Ya al filo del descanso los riojanos conseguían el empate gracias a un agujero kilométrico en la banda derecha del Compostela. Por allí se coló Sotero para asistir a Baltierra.
Como en la temporada pasada, esa zona sigue siendo un quebradero de cabeza para el técnico local, Femando Vázquez, que ayer colocó inicialmente en esa posición a Lekumberri. Sin embargo, fue Llorente el que ocupó el lateral derecho durante 80 minutos por la lesión de Galdames, que obligó a Vázquez a recomponer su defensa.
Al final, la emoción fue sustituyendo al juego y el Logroñés, con más sangre fría, se aprovechó de la situación. Penev fue el mejor exponente de la desesperación del Compostela. El jugador búlgaro acabó expulsado después de una refriega absurda con Kientz y dejó a su equipo en inferioridad para el asalto final.
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