EL CUADERNO DE ANDAR POR CASA
Con permiso. Después del "Cuadernos Europeo" y el "Cuaderno Olímpico" encuentra un sitio en la semana este "Cuaderno de andar por casa", dominguero, reflexivo y de combate. Para empezar, una pastilla contra la obviedad. Hay que correr, luchar y dejarse los cojones, dicen los amigos de la grosería y de los lugares comunes. Pues bien. Hay que ganar. Da un poco de vergüenza las cosas que dicen los que no tienen nada que decir. ¿Que el esfuerzo es necesario para jugar? Claro, sin agresividad no nos levantaríamos ni de la cama. ¿Que ganar es importante? Por supuesto, la competencia es uno de los símbolos de la modernidad y el deseo de ganar es parte de su esencia; sobre todo tratándose de un espectáculo, de hecho cuando resolvemos un solitario nos alegramos más si hay gente mirando.El árbitro también juega. Son los únicos protagonistas sin hinchada; enemigos de todos porque su labor los obliga a interrumpir, a "desarmar un inundo" en palabras de Julio Mafad. La televisión es una censora implacable de su trabajo que juega con ventajas: la del tiempo, la de la repetición y la de la cámara lenta. Mantener el equilibrio en medio de una multitud hirviente no es tarea fácil pero me gustaría decirles que el espectáculo se termina si el árbitro se convierte en el mejor aliado del peor equipo. Si es cómplice del que no quiere jugar, no se juega. No es una opinión entre tantas sino el respeto primario al espíritu de las reglas, de hecho la Guía Universal aconseja a los árbitros hacer todo lo posible para no quitar el placer del juego a los espectadores. Es oportuno recordar estos principios porque el fútbol se está poniendo bruto y yo sé cómo son estas cosas; se empieza diciendo que éste es un juego para hombres y se termina palpando de armas a los defensores.
Lo único importante es vivir. Fernando Niembro, periodista argentino pragmáticol, dijo: "Lo único importante es ganar". Horacio Pagan¡, periodista argentino realista, le contestó: "Mentira, lo único importante es respirar". Mi admirado Arsenio Iglesias empieza su libro con una frase que es de mi gusto: "Estoy harto de los ganadores natos". También a mí me cansan los dueños de la palabra eficacia. El día que encontremos a un solo tipo que diga: "Lo único importante es perder", esa polémica quedará autorizada, hasta entonces convengamos en que todos queremos ganar y cada uno lo intenta a su manera. ¿Cómo hacemos para ganar? ¿Qué idea usamos? Ahí empieza el debate y no antes. Recorrido ese tramo del debate en la extensión que merece, pasamos al orden, otras de las obsesiones del nuevo fútbol. Todo equipo necesita de una horma colectiva que es la organización; el jugador debe encontrar en ella su lugar, debe volcar en ella su esfuerzo y debe exaltar desde ella sus condiciones individuales. Lo repito para que comprueben mi amplitud mental: para jugar hay que correr y cumplir con obligaciones. Ya está. Demostrada mi adaptación a la modernidad y en voz baja, para no ofender, haré una pregunta: ¿Qué tiene que ver el sacrificio y el orden con tirar la pelota a cualquier parte? No le den más vueltas: o se desconoce el juego o se tiene miedo.
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