Empieza el espectáculo

Empieza el espectáculo sin esperar a más. En política de aquel julio y de aquel septiembre festivos, durante los mal llamados cuarenta años tan propicios para la caza, la pesca, el golf y alguna audiencia, se han perdido los rastros. Además, sometida a muy duras adversidades, se da. casi por extinguida la antigua y acreditada práctica del veraneo de temporada. Este proceder admirable, que todavía custodian celosamente algunas distinguidas familias, cuidando con esmero y desinterés por transmitirla de generación en generación, se ha demostrado en la práctica incompatible con la voracidad económica de los Estados. Como vienen denunciando los ayatolás del liberal-nihilismo, las políticas fiscales recaudatorias rayan en el expolio de los contribuyentes con tanta mayor inquina cuanto mayor es su relieve. Para enmascarar estos abusos se han venido invocando el horizonte de una pretendida justicia social, pero bastaría con escuchar en las tertulias radiofónicas al profesor Carlos Rodríguez Braun o a cualquier otro pope de las ondas para advertir que bajo semejantes procedimientos se termina por nivelar a todos en la más rampante pobreza. Recuérdese por el contrario la exaltación de la libre empresa que propugnaba aquel dibujo de Chumy Chúmez donde los manifestantes sostenían una pancarta con la inscripción "Más caviar para nuestros hijos".Ilesos de la operación retorno y alejados de las templanzas marinas, los sonidos que difunden las antenas se hacen más agudos y las lecturas que imprimen los periódicos adquieren mayor contraste. Algunos medios informativos acreditan pretensiones oceánicas y demuestran cada día con mayor habilidad cómo se puede al mismo tiempo gozar de las suculentas lentejas y otras ventajas confortables merced a la afinidad con el poder gobernante sin renunciar por ello a la primogenitura periodística en el ejercicio de la crítica tan acerada como se quiera, pero sin rupturismos. El presidente Aznar bastante tiene por el momento con sus compañeros de sudor en pista y demás amigos para ejercitar su capacidad de aguante. Aunque cabe imaginar que si los tachados de desafectos hubieran empleado el lenguaje de los considerados afines estaríamos viviendo momentos de esplendor en el despliegue de esos odios africanos tan nuestros. Claro que ya estábamos advertidos por McLuhan de que el medio es el mensaje y además si las circunstancias lo requiriesen la televisión a la española podría demostrar su reversibilidad.

Del mariscal, Foch aprendimos que toda la estrategia clásica se dirige a conservar la propia libertad de acción y a privar de ella al adversario, y desde el general Beaufre sabemos que se pueden ocupar posiciones psicológicas y morales con la misma contundencia que las geográficas prohibidas al enemigo. En estos días se aprecian también las, diferencias entre las guerras declaradas y las diferencias sordas, las descalificaciones amistosas que se niegan a dar el nombre del adversario momentáneo en aras de superiores coincidencias o conveniencias. Véanse, por ejemplo, como en su edición de ayer, Abc salía al paso de la información publicada en ese mismo día por El Mundo sobre las hipotéticas cuentas del general Galindo en el extranjero, según revelaciones de un agente de la inteligencia militar ante el juez Gómez de Liaño. La nota de Abc elude en todo momento el nombre del colega al que desmiente en términos rotundos diciendo que esa información "podría ser un montaje más de quienes,desde un principio han dedicado todos los medios para construir una historia falsa". Imaginen lo que hubiéramos leído en Abc si su discrepancia hubiera sido frente a quien todos sabemos. En cuanto a la defenestración de Vidal-Quadras debemos permanecer atentos al precio y yendo del partido al Gobierno parece que al presidente corresponde la obligación de respaldar o de destituir al ministro de Defensa. En otro caso, Eduardo Serra quedaría inútil para el servicio al frente de esa cartera. ¿Alguien la está pretendiendo?